El año pasado habían ocupado una de las posiciones de privilegio en el mismo festival. Entonces la banda de Scott Gorham y Ricky Warwick se había embarcado en una gira de aniversario de Thin Lizzy y venían acompañados por una sección rítmica de lujo; Tom Hamilton de Aerosmith al bajo y Scott Travis de Judas Priest a la batería. Celebraban el cuarenta aniversario del disco Jailbreak y el trigésimo aniversario del fallecimiento de Phil Lynott.
Acabados los fastos de Thin Lizzy, han vuelto a recuperar el nombre de Black Star Riders para editar un tercer disco de estudio, Heavy Fire, y volver a la carretera. Su decisión de no grabar material nuevo bajo el nombre de Thin Lizzy es una de las más loables de toda la escena del rock, aunque lógicamente comercialmente su potencial sea muchísimo menor. Por esto no extrañó que salieran a primera hora de la tarde del domingo en una posición muy discreta, dispuestos a combatir un sol en pleno apogeo.
Uno de los motores de Black Star Riders es la energía que irradia un Ricky Warwick (ex The Almighty) que saltó al escenario del Rock Fest con una fuerza visceral al ritmo de All Hell Breaks Loose. Lógicamente la música de la banda pivota en torno a otra de las grandes leyendas que abundaban en esta edición; el guitarrista Scott Gorham, quien durante toda una década acompañó a Phil Lynott en los Thin Lizzy auténticos.
Con tres discos ya en su haber, no extrañó que el repertorio en Barcelona estuviera copado por los temas propios de Black Star Riders en un 85%. Destacaron varias canciones nuevas pertenecientes a Heavy Fire, como Testify Or Say Goodbye, la extraordinaria When The Night Comes In o Dancing With The Wrong Girl, pero tampoco faltaron los temas que alumbraron sus dos primeros discos; The Killer Instinct, Soldierstown, Kingdom Of The Lost, Finest Hour o Bound For Glory.
Como cada vez más bandas, Black Star Riders se apoyaba en tres guitarras; Scott Gorham, Ricky Warwick y Damon Johnson. Rompieron un poco el ritmo con un solo de batería extemporáneo y no olvidaron las raíces de Thin Lizzy con uno de sus mayores clásicos, The Boys Are Back In Town, y con la pieza tradicional, Whiskey In The Jar, que popularizó la banda de Phil Lynott. Los herederos de Thin Lizzy habían estado a la altura de las expectativas aunque evidentemente su actuación no tuviera nada que ver con la que realizaron el año pasado tanto por el repertorio como por la posición en el cartel.
