Miércoles, 9 de agosto
En los pueblos de las inmediaciones de Villena se podían ver carteles de Medina Azahara en los que se anunciaba su actuación en Leyendas Del Rock junto con más grupos, según venía escrito, y por el precio de cinco euros. Esto da idea del tirón que tiene la banda cordobesa en buena parte de España. Eran junto con Amon Amarth otro de los grandes atractivos de la jornada de bienvenida.
Los andaluces editaron su último disco de estudio, Paraíso Prohibido, el año pasado demostrando que no solo quieren vivir de las rentas del pasado. En Villena arrancaron con Aprendimos A Vivir, de su anterior lanzamiento Las Puertas Del Cielo, pero rápidamente echaron la mirada hasta una de sus mejores épocas; los comienzos de los noventa. Enlazaron Palabras De Libertad con la emotiva Niños.
Manuel Martínez, anclado en el centro del escenario, aportaba todos esos matices que son ya intrínsecos del rock andaluz. En el plano musical sobresalía la fusión del guitarrista Paco Ventura con el particular sonido de teclados de Manuel Ibáñez confiriendo el reconocible estilo de Medina Azahara.
Encadenaron Tierra De Libertad con Qué Difícil Es Soñar antes de una de las canciones más coreadas; La Tierra Perdida (O.U.A.). Que los cordobeses actuaran en el escenario Jesús de la Rosa no fue una decisión baladí. Tal como reconoció el propio Manuel Martínez, rindieron su particular tributo a Triana y, en esta ocasión, al escenario con las versiones de El Lago y Abre La Puerta. Tampoco se olvidaron de su ciudad gracias a la canción Córdoba.
La recta final fue la más celebrada por la afición. Tras No Quiero Pensar En Ese Amor, llegó la hora de Velocidad y Necesito Respirar, dos de sus mayores clásicos. Hubo tiempo para dos bises muy esperados; Paseando Por La Mezquita y Todo Tiene Su Fin con los que completaron un concierto que gustó a sus seguidores.
