Rock Imperium Festival 2024 ha llegado esta madrugada a su fin tras completarse una intensa cuarta y última jornada en el parque El Batel de Cartagena. El fin de fiesta lo pusieron The Darkness con su hard rock glammy contagioso, que congregó a una nutrida audiencia para presenciar a la banda de los hermanos Hawkins. Su recital fue pleno de potencia con un Justin muy comunicativo con los fans e hiperactivo en la puesta en escena.
Pero antes se produjo un curioso duelo de antagónicos entre las dos bandas que copaban la parte alta del cartel en esta jornada: Warlock e Yngwie Malmsteen. La vocalista alemana y el guitarrista sueco tienen en común que ambos son músicos icónicos del heavy desde los lejanos años ochenta. Por lo demás se encuentran plenamente en las antípodas en cuanto a su forma de ser se refiere. Doro es todo amabilidad y entiende la música como una forma de compartir con los fans, que son trascendentales para ella. Yngwie, en cambio, aborda el escenario con una visión egocéntrica, donde pesa sobremanera su lucimiento.
Warlock
La línea que diferencia las actuaciones de Doro y Warlock es bastante fina. Cuando recuperan la banda en la que emergió la cantante germana cuando apenas era adolescente, cuentan con el guitarrista Tommy Bolan, quien militó en la última etapa de Warlock, donde grabó el clásico Triumph And Agony. Por lo demás no queda nadie, salvo Doro, de los primeros discos de la banda. El resto de los componentes son los habituales de Doro, aunque ayer no contaron con Bill Hudson, quien fue sustituido por otro guitarrista.
Ofrecieron un gran concierto con una buena dosis de canciones de Warlock. Destacó la entrega de un Bolan que llegó a coger a Doro a hombros. La vocalista tiró de su enorme carisma y complicidad con los fans para triunfar en Cartagena. Sorprendió que incluyeran una versión de Breaking The Law de Judas Priest y también dos temas de la propio Doro. Aunque el sonido fue mejorable, la actuación de Warlock caló hondo en buena parte de los espectadores.
Yngwie Malmsteen
El concierto del guitarrista Yngwie Malmsteen fue bastante más controvertido. En primer lugar, echaron a los fotógrafos del foso cuando apenas llevaban un minuto. La actuación fue toda una demostración del enorme talento y destreza de Yngwie, quien una vez más arrinconó a su banda para tener un espacio diáfano para su lucimiento.
El mismo Yngwie compartió las voces con el teclista Nick Z. Marino en un show eminentemente instrumental. El nórdico tiró de su largo catálogo de clichés: chutó las púas con la bota, lució sus poses habituales y hasta ordenó a su bajista la posición que tenía que ocupar.
A una parte de la audiencia el concierto se le hizo pesado, pero para otros fue una gran oportunidad de sentir la genialidad del maestro sueco de las seis cuerdas. Ayer Yngwie estuvo más cercano que en otras ocasiones sobre el escenario e incluso tuvo algunos gestos hacia sus fans: “Gracias, gracias, gracias, os quiero”, espetó en la despedida. Es verdad que muchos fans del sueco desearían que volviera a contar con un vocalista solista y que estructurara los conciertos como hacía en los ochenta y noventa, algo que a todas luces parece que está muy lejos de hacerse realidad.
El principio de la cuarta jornada estuvo marcado por una importante presencia femenina. Arrancaron The Last Internationale, una potente banda neoyorquina de rock con una amplitud de miras en cuanto a estilos se refiere. Estuvieron liderados por la vocalista Delila Paz, quien además de tocar diferentes instrumentos llevó las manijas de la actuación con mucha fuerza. Bajó hasta en dos ocasiones para interactuar con los espectadores, lo que cortó un tanto el ritmo de una muy buena actuación.
Continuó la banda femenina Cobra Spell, que destaca por las procedencias dispares de sus componentes. El heavy metal, el hard rock y su último disco; 666, fueron protagonistas en Cartagena. La tercera banda fue la que más expectación tuvo en el comienzo de la tarde. Eran las japonesas Lovebites, un quinteto de chicas vestidas de blanco que realizaron un set de heavy metal, speed y power que conquistó plenamente a buena parte del público. Al igual que lo hicieron Phantom Excaliver el día anterior, las bandas de Japón han llamado mucho la atención en esta edición de Rock Imperium Festival.
Desde Noruega llegaban Spidergawd con su rock psicodélico y progresivo con un saxofonista como parte muy activa de la formación. Demostraron su clase, aunque fue uno de los grupos que menos público congregó en los escenarios principales. Les siguieron los ingleses Green Lung, una formación de stoner doom que dejó huella sobres los terrenos del Batel. Mientras sonaban Riverside en el tercer escenario hubo una explosión de adrenalina durante la actuación de la banda canadiense de heavy y speed metal Riot City.
YNGWIE MALMSTEEN
WARLOCK
THE DARKNESS
RIOT CITY
GREEN LUNG
SPIDERGAWD
LOVEBITES
COBRA SPELL
THE LAST INTERNATIONALE