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Airbourne, bautismo con cerveza y en nombre del rock & roll

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AIRBOURNE
BLUES PILLS
Sala Luxua (BEC – Bilbao Exhibition Centre), Barakaldo (Bizkaia)
3 de diciembre de 2022

Los barcos se bautizan estallando una botella de champán o vino contra el casco de su proa. Anoche la nueva Sala Luxua del BEC (Bilbao Exhibition Centre) de Barakaldo (Bizkaia) tuvo una inauguración oficial con ciertos paralelismos. La bebida elegida fue la cerveza mientras que la cabeza de Joel O’Keeffe de Airbourne hizo las funciones de proa. La fiesta se derramó por todos los rincones con una sala que vivió un gran ambiente en nombre del rock & roll.

La Sala Luxua, que tuvo una prueba piloto con un concierto de Vhäldemar hace unos meses, es claramente un recinto ferial que puede adaptarse a la celebración de conciertos y que está ubicada en el nivel tres de la Torre BEC Convenciones y Eventos. Es llamativa porque consta de un espacio muy amplio y bastante diáfano. El escenario se dispone en una de las mitades y tiene buena visibilidad desde muchos puntos. Con una capacidad máxima de 1.500 personas, se erige en un nueva e interesante posibilidad para albergar conciertos. Como pero se podría señalar que el escenario es bastante bajo para una sala de ese tamaño, seguramente motivado por la también escasa altura del techo.

Los australianos Airbourne llegaron hasta el BEC inmersos en una gira europea de fin de año, que fue reajustada a comienzos de noviembre. Tuvieron que aplazar sus conciertos en Inglaterra, Escocia y Países Bajos “debido a la situación del dólar australiano y del aumento de costes”, tal como explicaron entonces. Lo que en principio iba a ser una gira española en pabellones también se modificó, al menos en Barcelona y Barakaldo. Pasaron del Sant Jordi Club a Razzmatazz en la Ciudad Condal y del Cubec a la nueva Sala Luxua, también dentro del mismo recinto del BEC, en su cita con los fans vizcaínos.

Airbourne actualmente están pergeñando el que será su próximo disco de estudio, que prevén editar a lo largo de 2023. De este modo rompen una tradición y ley no escrita que habían seguido desde su debut. Desde que lanzaron Runnin’ Wild en 2007, publicaron un disco cada tres años aproximadamente: No Guts. No Glory. (2010), Black Dog Barking (2013), Breakin’ Outta Hell (2016) y el último, Boneshaker (2019). Les hubiera correspondido sucederlo en 2022, pero ya no llegarán a tiempo.

Los australianos se llevaron buena parte de las miradas el pasado verano en una de las grandes citas del año. Fueron invitados especiales junto con Within Temptation en el concierto que ofreció Iron Maiden en el Estadi Olímpic Lluís Companys de Barcelona, donde demostraron que el tiempo de inactividad no les había hecho mella en absoluto.

La banda, que cuenta con el nuevo guitarrista rítmico, Jarrad Morrice, quien ha sustituido a Mathew Harrison, arrancó con energía enlazando Ready To Rock, Too Much, Too Young, Too Fast y Firepower a un ritmo vertiginoso. En Girls In Black llegó el bautismo en toda regla con un Joel que se paseó entre el público subido a caballito de un sufrido roadie. Estalló la cerveza y confraternizó con unos fans que también fueron parte muy activa de la actuación. Con Back In The Game completaron una entrada de pura adrenalina.

Joel no paró de hacer guiños a Bilbao y a Euskadi y hasta agradeció a los fans en euskera. “Bilbao, es sábado a la noche, ¿nos tomamos algo? Mañana no hay trabajo. ¿Queréis rockear?”, preguntó el guitarrista y cantante a los fans en la presentación de Burnout The Nitro, que anoche se erigió en una de las canciones más potentes del repertorio. Boneshaker dio paso a Bottom Of The Well con una intro de guitarra a cargo de Joel. Y precisamente la guitarra fue la protagonista en un tema extendido en el que el frontman pidió a los fans que encendieran luces. En pleno éxtasis del solo O’Keeffe clavó la rodilla en el escenario.

Breakin’ Outta Hell dio paso a It’s All For Rock ‘n’ Roll, dedicada a Lemmy Kilmister de Motörhead. Joel pidió a los fans que coreasen ‘Lemmy, Lemmy’. En esta canción montaron un minibar en el escenario, y el frontman se encargó de preparar unos combinados a la memoria del añorado Lemmy. Remataron con Stand Up For Rock ‘n’ Roll completando el primer bloque del concierto de una hora y un minuto.

Es evidente que Joe O’Keeffe se lleva buena parte de las miradas asumiendo el liderazgo de la guitarra solista y la voz, moviéndose de un lado para otro del escenario, agitándose, y sudando rock and roll a pecho descubierto. Le secundan su hermano Ryan O’Keeffe a la batería, Justin Street al bajo y Jarrad Morrice a la guitarra. Tanto Justin como Jarrad lucían camisetas básicas negras con un estilo sobrio a lo Malcolm Young de AC/DC y aportaban coros y también una buena dosis de entrega.

Ryan hizo sonar una sirena que dio paso a los bises con un fin de fiesta de infarto y la audiencia totalmente entregada. “Australia ha ido fuera del Mundial”, anunció Joel justo cuando su país acababa de perder contra Argentina. Abrieron con Live It Up con unos fans que llevaron a Airbourne en volandas. Una pura fiesta coronada por el habitual lanzamiento de cervezas de Joel a los seguidores que estaban subidos a hombros. La audiencia ovacionó a una chica que acertó a coger un vaso tras varios intentos.

Rock ‘n’ Roll For Life fue toda una declaración de intenciones antes del cierre con Runnin’ Wild, en la que llegaron a meter una parte de Paranoid de Black Sabbath y en la que Joel pidió a los fans que hicieran un wall of death. Pero también hubo circle pits, fans haciendo crowd surfing… El frontman aseguró que en Euskadi se sienten como en casa y volvió a repetir un “eskerrik asko” final. Y como colofón a una gran actuación de hora y media Joel pidió a sus fans que recordaran que “mientras vivamos nosotros y viváis vosotros el rock & roll nunca morirá”. Y así fue ayer en una gran noche y precisamente en el nacimiento de una nueva sala.

BLUES PILLS

Cuando Blues Pills actuaron en Bilbao en marzo de 2016 también era un día lluvioso en Bizkaia. Desde entonces han seguido una firme trayectoria publicando dos discos más de estudio y un directo. Asimismo, fueron capaces de sobreponerse a la importante marcha del guitarrista Dorian Sorriaux en 2018. Zack Anderson cambió el bajo por la guitarra y ficharon a Kristoffer Schander para encargarse de las cuatro cuerdas.

La banda sueca encabezada por la vocalista Elin Larsson asumió ayer la difícil tarea de calentar el ambiente para Airbourne consiguiendo el objetivo gracias a una música que sumerge a los espectadores en un viaje en el tiempo a los años setenta. El hard rock psicodélico y el blues rock son la base para que Elin Larsson llame la atención tanto por su sobresaliente voz como por sus dotes de frontwoman, capar de contagiar su energía. No paró de moverse durante toda la actuación.

Arrancaron con Proud Woman y basaron buena parte de su repertorio en su debut homónimo y en el tercer y último disco hasta la fecha: Holy Moly! (2020). Encadenaron temas como Kiss My Past Goodbye y High Class Woman, y sobresalieron con la bluesera Black Smoke en la que Elin bajó a cantar entre el público.

Zack Anderson se afanó en sazonar la psicodelia con continuos efectos de guitarra, concentrado en uno de los laterales del escenario. El batería André Kvarnström hacía headbanging mientras tocaba y Kristoffer Schander se parapetaba en el lado opuesto a Zack dejando todo el protagonismo a Elin.

Encararon la recta final con Bye Bye Birdy antes de afrontar una de las mejores canciones de la noche: Little Sun con su gran dosis de blues y soul y una voz soberbia. Elin volvió a dejar constancia de su clase en la entrada de Devil Man, el último tema de su actuación, que contó con los coros de la audiencia. “Ojalá volvamos a Bilbao con el cuarto disco”, deseó la cantante en el final de un concierto que fue demasiado corto, pero lo suficientemente intenso como para dejar constancia de la clase de Blues Pills.

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