ANVIL
GENGIS KHAN
HARSH
Moby Dick, Madrid
16 de noviembre de 2022
La historia de Anvil es la de una lucha eterna por la persecución de un sueño. El valor de la constancia y la perseverancia como contrapunto a un mundo actual que vive de la inmediatez y lo efímero. Steve ‘Lips’ Kudlow lo definió ayer en Madrid como compromiso, pero va más allá. Es una fe enorme e inquebrantable por exprimir al máximo aquello que soñaron de adolescentes y por lo que siguen luchando denodadamente medio siglo después. Disco a disco, gira a gira, concierto a concierto y siempre con el heavy metal por bandera.
Las emociones no son fáciles de fingir, y la cara de satisfacción de Lips anoche era un libro abierto. Y eso que estaban actuando en una gran ciudad ante una exigua audiencia de decenas de espectadores, o quizás un centenar a lo sumo. Su mirada llena de ilusión mientras tocaba y cantaba contagiaba a los presentes. Pero el sumun llegó cuando bajó entre el público al final de la actuación. Uno a uno fue saludando a todos los seguidores mientras sonaba la outro Sweet Caroline de Neil Diamond. Los ojos llorosos de uno de los fans mirando fijamente a Lips fue el mejor colofón posible y el claro ejemplo de lo que es capaz de transmitir la música, sobre todo la que se hace con el corazón.
Los canadienses llegaron ayer a Moby Dick, tras un baile de salas en Madrid, inmersos en una gira de seis fechas en España para presentar su último disco de estudio, Impact Is Imminent. El vocalista y guitarrista Lips y el batería Robb Reiner, los dos grandes e irreductibles líderes de Anvil, junto con el bajista Chris Robertson, un más que fiel escudero en los últimos ocho años. El poco tirón de Anvil en Madrid denota que hace tiempo que bajó el suflé que se generó con la película documental; Anvil! The Story Of Anvil, que dirigió Sascha Gervasi en 2008 y que relanzó claramente la carrera de la banda canadiense.
Arrancaron con la instrumental March Of The Crabs y Lips bajó directamente al público para tocar entre los fans. Acto seguido apostaron por 666, uno de los grandes clásicos del Metal On Metal. Sonaban plenos de potencia con la contundencia de Robb Reiner, uno de los grandes baterías del heavy, y de Chris Robertson, que también ejerce de vocalista de apoyo. “Cuántas chicas guapas en la audiencia, algo que es inusual. No porque no sean guapas, sino porque no suele haber”, espetó Lips con su habitual desparpajo e ironía.
“¿Hay algún viejo fan de Anvil?”, preguntó el frontman en la presentación de Oooh Baby de su primer disco, Hard ‘n’ Heavy (1981). Antes de Legal At Last Lips abogó por la legalización de la marihuana y por su consumo responsable citando la contradicción que existe con el alcohol. Take A Lesson fue el primer tema que tocaron de su último disco, Impact Is Imminent, y Badass Rock ‘n’ Roll toda una declaración de intenciones.
Con el recuerdo a su tercer disco; Forged In Fire (1983), lograron una de las cotas más intensas del concierto. Lips presentó Winged Assassins como un tema antibélico y declaró que sigue siendo un hippie. Free As The Wind se la dedicó a Lemmy Kilmister y contó que le ofrecieron el puesto de guitarrista en Mötorhead y que lo rechazó precisamente por Anvil. Entonces fue cuando habló del compromiso sin extenderse, puesto que él mismo reconoció que la gente no lo entendería.
Enlazaron On Fire con This Is Thirteeen. “¿Habéis visto el documental de Anvil?”, preguntó el cantante y guitarrista. “Entonces nos habéis visto desnudos”, bromeó. Con Mothra se desató la locura con un extenso pasaje instrumental, solos de Lips y el habitual número del vibrador que nunca falta en los conciertos de Anvil. Chris Robertson es todo un personaje con un sinfín de gestos y muecas, y una gran solvencia tanto al bajo como a la segunda voz.
Ya en la recta final encadenaron Bitch In The Box con la instrumental Swing Thing con un protagonismo estelar para Robb Reiner, quien ejecutó un solo espectacular. Ghost Shadow fue el segundo tema que interpretaron de su nuevo disco, paso previo al fin de fiesta con Metal On Metal, que corearon los espectadores a instancia de Lips.
En total alrededor de una hora y tres cuartos de un concierto en el que Anvil lo dieron todo como si estuvieran tocando ante un millar de espectadores. Los canadienses tienen experiencia más que suficiente para lidiar con audiencias pequeñas. Su fe puede con todo, gracias al enorme pacto que sellaron Lips y Robb Reiner hace medio siglo. Un pacto que seguirá hasta que la muerte los separe.
GENGIS KHAN
Desde Bolonia (Italia) llegaban Gengis Khan, una banda que llamó la atención de entrada por las elaboradas vestimentas de los cinco músicos. Pieles, cuero y las caras pintadas son marca de la casa de la banda italiana, que llegó a Madrid con el objetivo de presentar su nuevo disco de estudio, Possessed By The Moon (2022).
Espoleados por el bajista y también por el vocalista, los transalpinos dejaron buenas sensaciones con su heavy speed metal con aires épicos y potentes coros, y también con algunos dejes de power metal pegadizo que recordaban a bandas como Powerwolf.
HARSH
Abrieron el concierto Harsh. Una joven banda de París que apuesta por el glam y que en esta gira ha tenido que sobreponerse a un contratiempo. El bajista se rompió la muñeca hace unos días y ha tenido que quedarse al margen. Su sustituto se tuvo que aprender el repertorio en horas. En Madrid mostraron su desparpajo, actitud y ganas de hacerse un hueco. Realizaron un duelo de guitarras con piezas clásicas y hasta se marcaron una versión de Maniac de Michael Sembello. Y además consiguieron captar la atención de los espectadores más tempraneros. Terminaron con unas bengalas en sus guitarras.
ANVIL
GENGIS KHAN
HARSH
