Jethro Tull, oda al rock progresivo

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JETHRO TULL
Euskalduna, Bilbao
22 de octubre de 2022

Jethro Tull llegó ayer hasta el Palacio Euskalduna de Bilbao para realizar una oda al rock progresivo, aunque el espíritu libre de la banda ha desplegado muchos estilos a lo largo de más de medio siglo de trayectoria. Al rock progresivo han sumado el pop, el folk, la música electrónica, el hard rock… Y hasta le ganaron a Metallica contra todo pronóstico el Grammy a la ‘Mejor Interpretación de Hard Rock/Metal’ en 1989. Los caminos de Jethro Tull han sido variados y siempre han contado con la guía de Ian Anderson, sin duda una de las grandes leyendas vivas del rock.

Para acceder al Palacio Euskalduna había un obstáculo, inesperado para quienes venían de fuera de la villa. Ayer se celebró el ‘Bilbao Night Marathon’, lo que supuso calles y carreteras convertidas en ríos de corredores que prácticamente paralizaron buena parte del centro de la capital vizcaína. Alguno hasta se la tuvo que jugar cruzando a la carrera y sorteando ‘runners’.

Antes de comenzar el concierto un representante del Palacio Euskalduna solicitó a instancia de Ian Anderson que el público no sacara fotos ni grabara vídeos durante la actuación, para no molestar a los artistas cuando interpretaban su compleja música ni a otros espectadores. Curiosamente sí se permitían las fotos y vídeos en los diez minutos finales de los bises.

Una enorme pantalla proyectaba el lema ‘The Prog Years’ cuando arrancó una proyección en reconocimiento al estilo y nombrando a buena parte de sus representantes más insignes: Yes, Rush, ELP, Pink Floyd, Marillion, Van der Graaf Generator… y por supuesto Jethro Tull. La banda salió al son de For A Thousand Mothers, de su segundo disco (Stand Up, 1969) para acto seguido recrear otros temas de los sesenta, que aparecieron en el recopilatorio Living In The Past: Love Story y Living In The Past. Esa última definida como pop progresivo por el propio Anderson.

Todas las miradas se centraron en el maestro de ceremonias, Ian Anderson. Obviamente a sus 75 años su voz no es la misma que la de antaño, pero su estado de forma es mejor del esperado. Especialmente cuando en 2020 confesó que llevaba unos años luchando contra la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Durante buena parte de la actuación se movió con decisión y no paró de realizar su clásica postura tocando la flauta con una pierna levantada y también con el brazo extendido.

El concierto de Jethro Tull contaba con imágenes en vídeo que hilaban la narración de las canciones. El hard rock se alzó con Hunt By Numbers, un tema de finales de los noventa. Instrumentalmente la banda sonaba compacta a la perfección. De hecho, parte de los músicos han compartido el grupo en solitario de Ian Anderson y Jethro Tull.  La mayor sorpresa fue la buena compaginación del joven guitarrista Joe Parrish, que se asociaba fenomenalmente con el teclista y director orquestal John O’Hara.

Anderson bromeó asegurando que en los sesenta y setenta los baterías hacían solos de horas, días y hasta semanas, una práctica que según él ya no existe. En la instrumental Dharma For One el batería Scott Hammond tuvo su oportunidad de lucirse. Además de Hammond, el ritmo lo marcaba también David Goodier con su potente bajo. Los de Blackpool echaron la mirada a 1982 con el disco The Broadsword And The Beast para interpretar Clasp, el tema preferido del frontman en cuanto a ese álbum se refiere. Habla sobre los “saludos que no necesitas”, introdujo Anderson, que llegó a mencionar a Vladímir Vladímirovich Putin.

Jethro Tull ha publicado en 2022 su nuevo disco de estudio, The Zealot Gene, el primero en diecinueve años. Eligieron Mine Is The Mountain como primera de las nuevas canciones, cuya letra habla sobre el hartazgo de Dios por recibir tantas solicitudes y peticiones de la gente. En Black Sunday el guitarrista Joe Parrish se sumó a la segunda voz con Anderson.

Cerraron la primera parte del concierto con Bourée, una recreación del Bourrée in E Minor de Johann Sebastian Bach, “el mejor compositor”, en palabras de un Ian Anderson que dio durante el concierto toda una lección magistral de cómo integrar el sonido de la flauta en el universo del rock.

Tras un cuarto de hora de descanso, la banda volvió a escena en la segunda parte de la actuación con Too Old To Rock ‘n’ Roll, Too Young To Die y The Zealot Gene, el tema homónimo de su último disco. Otro de los grandes momentos del concierto llegó con Pavane, inspirada en una pieza del compositor Gabriel Fauré en la que Anderson reconoció hasta influencias de flamenco. El tercer y último tema nuevo que sonó anoche fue Mrs. Tibbets con un trasfondo lamentablemente de actualidad: la bomba atómica. Los coros dominaron en Song From The Wood, paso previo a uno de los momentos más esperados: el clásico de Jethro Tull por antonomasia; Aqualung, con una intensa fase instrumental.

Anunciaron en la pantalla que ya se podían hacer fotos en el comienzo de los bises, que arrancaron con Locomotive Breath, otra de las grandes insignias de la banda en la que volvieron a lucir su gran sintonía musical. Cerraron con The Dambusters March mostrando numerosas banderas en las pantallas, que convergieron en unas manos unidas con una bandera de Ucrania de fondo. La despedida también fue llamativa introduciendo a cada músico con su nombre y fotografía.

En total dos horas de un gran espectáculo musical con el descanso incluido en el que Jethro Tull con Ian Anderson a la cabeza dejaron constancia de la clase de una de las grandes bandas del rock. La ausencia del guitarrista Martin Barre en esta última etapa de la banda y la elección de músicos que ya habían acompañado a Anderson en solitario suscitaron dudas en parte de sus seguidores cuando volvieron a la carga en 2017. Unas dudas que Ian Anderson disipa en cada actuación.

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