Barcelona Rock Fest 2022 arrancó ayer en el parque de Can Zam en Santa Coloma de Gramenet a pesar de todo. Tras dos años de ausencia motivados por la pandemia y aunque pocos apostaban por la continuidad del festival hace unos meses, el hard rock y el heavy metal ha vuelto al mismo terreno donde tantas grandes noches vivió desde 2014 a 2019. Y el público respondió sobremanera alcanzando una entrada sobresaliente teniendo en cuenta lo que queda hoy y mañana.
A todo ello se unió el desacuerdo con Manowar que desembocó en la ausencia de la banda de Joey DeMaio y Eric Adams a menos de una semana de la celebración del festival y una nueva oleada del virus que ha obligado a cancelar las actuaciones de Insomnium y Saxon.
“La vida ha vuelto, el heavy metal ha vuelto”, se felicitó Tobias Sammet al mando de Avantasia. Cabezas de cartel de urgencia tras organizar su actuación de Barcelona Rock Fest en apenas siete días. “No hay reglas en el rock and roll”, manifestó el vocalista alemán. Ofrecieron un meritorio show de dos horas y diez minutos repleto de sus grandes clásicos y con cinco vocalistas de pedigrí de apoyo: Bob Catley (Magnum), Ronnie Atkins (Pretty Maids), a quien se vio en plena forma a pesar de su lucha contra el cáncer, Ralf Scheepers (Primal Fear), Eric Martin (Mr. Big) y Jorn Lande.
Actuación muy seria la de unos Nightwish que aportaron también su espectáculo visual. Bien comandados por Floor Jansen, se echó de menos la segunda voz de Marko Hietala, que dejó la banda huérfana en parte cuando anunció su marcha a comienzos del año pasado.
La fiesta llegó con unos animados Dropkick Murphys, capaces de conseguir que se movieran hasta quienes no eran sus seguidores. El vocalista agradeció que una audiencia eminentemente heavy acogiera tan bien su música. Unos de los grandes triunfadores de ayer fueron Accept comandados por Wolf Hoffmann y Mark Tornillo, quienes consiguieron meterse al público en el bolsillo. Tanto con los grandes clásicos de la época de Udo como con las canciones más recientes de la era Tornillo, la audiencia reaccionó con ímpetu a la propuesta de Accept. La disposición del escenario y una segunda línea de músicos recordó en parte a Judas Priest.
Jinjer aunaron su calidad técnica con una rabia más exacerbada si cabe debido a la guerra de Ucrania. La vocalista Tatiana Shmaylyuk aseguró que su misión es concienciar sobra la situación de su país e instó a Putin a que les devuelva su país. Gotthard aportaron el hard rock en plena tarde y Stormzone el heavy metal en las primeras estribaciones de un festival que abrieron los locales BlackØwl con sus ecos de AC/DC.
El sonido fue un lastre en parte de la jornada, como los excesivos graves que lastraron a Avantasia durante su actuación. Las luces, sin embargo, sobresalieron en los dos grupos que encabezaron la primera jornada del festival.
Próximamente crónica completa en METAL JOURNAL.
