Paradise Lost y Lucifer intensificaron la oscuridad nocturna anoche en Bilbao en la sala Stage Live en una velada en la que el doom y el metal gótico fueron los géneros protagonistas. Tan solo siete días después del concierto de Children Of Bodom y Sylosis en el mismo emplazamiento, los fans volvían al local ubicado cerca del paseo de Uribitarte para presenciar la actuación de los pioneros de Halifax; Paradise Lost.
Con una entrada más que aceptable, pero lejos de las cifras de los fineses Children Of Bodom el sábado anterior, Lucifer abordó el escenario ante la curiosidad de los asistentes. Aunque se trata de un grupo nuevo con solo un disco en el mercado (Lucifer I), los componentes de este conjunto con sede en Alemania no son unos neófitos en la materia. Destaca la presencia del clásico guitarrista Gaz Jennings, auténtico alma máter junto con Lee Dorrian de la extinta leyenda del doom stoner británico Cathedral. En Lucifer forma equipo con la vocalista Johanna Sadonis (ex The Oath), el bajista Dino Gollnick y el batería Andrew Prestidge (Angel Witch).
Lucifer ofreció 40 minutos de doom/stoner siguiendo claramente la estela de Cathedral y con el referente de Black Sabbath en el horizonte. Liderados por un Gaz Jennings, cuya guitarra dominó el sonido de la banda, contaban con la presencia de la enigmática vocalista Johanna Sadonis.
Paradise Lost tienen un objetivo muy marcado en esta gira; presentar a conciencia su nuevo lanzamiento; The Plague Within. Mientras otras bandas utilizan sus últimos discos como mera excusa para salir a la carretera, los británicos han demostrado que apuestan claramente por su reciente material, que les ha reconciliado con muchos de sus viejos seguidores.
En Bilbao sonaron potentes y muy sólidos, lo que compensó su habitual apatía sobre el escenario. Salvo el impuso del guitarrista rítmico Aaron Aedy, el resto de los componentes se limitan a transmitir sentimientos a través de sus instrumentos. La puesta en escena nunca ha sido su fuerte, unas tablas que apenas iluminan con unas luces tenues y lánguidas.
El vocalista Nick Holmes destacó en los distintos registros que requiere Paradise Lost y Greg Mackintosh se encargó de los solos de guitarra a un lado del escenario. En Bilbao los fans acogieron con más intensidad temas como Erased, Enchantment, As I Die o la final Say Just Words.
En total tocaron una hora y veinticinco minutos, salieron airosos pero sin demasiados alardes. Se echaron de menos muchos de sus temas clásicos, algunos de los cuales podrían haber alargado un set list que se quedó un tanto escaso.
En breve crónica completa del concierto de Paradise Lost y Lucifer en METAL JOURNAL
