
THE DARKNESS
DEA MATRONA
Santana 27, Bilbao
26 de octubre de 2025
The Darkness es una de las últimas bandas que experimentó el éxito de la música a la vieja usanza. Su debut, Permission To Land, despegó como un cohete en el verano de 2003 poco antes de que la banda ancha de Internet fagocitara a la industria discográfica. Entonces no tenían sentido los streamings ni las visualizaciones. La música se seguía contabilizando por discos vendidos y The Darkness despacharon cientos de miles de unidades de aquel primer álbum, convirtiéndolo en millonario. Una subida al estrellato tan vertiginosa, que poco tiempo después no supieron gestionar al no poder equiparar con su segunda obra los números de su debut. Esto unido a los excesos de la fama precipitaron un prematuro final del grupo en 2006.
Afortunadamente esa separación fue temporal y en 2011 reanudaron su aventura de forma más madura y estable. Este año han publicado su octavo disco de estudio, Dreams On Toast, sexto desde que reemprendieron su trayectoria hace catorce años. Dentro de su gira de presentación, anoche actuaron en la sala Santana 27 de Bilbao, acompañados por la banda norirlandesa Dea Matrona.
Los fans de The Darkness, que en muchos casos llevan acompañándolos desde sus comienzos, saben a la perfección qué esperar de una banda que huye de convencionalismos. Otrora hasta fueron tachados como un grupo de humor especialmente por aquellos gorgoritos de Justin que se convirtieron en marca de la casa y que diferenciaban a The Darkness de otras bandas de hard rock o glam. Y además es una afición fiel, como demostraron ayer con una buena entrada en la sala Santana 27 teniendo en cuenta que se trataba de un domingo.
La actuación de anoche de The Darkness en Bilbao fue el show excesivo de un Justin Hawkins que dio rienda suelta a su creatividad de una forma muy particular. En total realizaron un concierto de una hora y cincuenta minutos, aunque sería difícil cuantificar el tiempo real que la banda estuvo interpretando canciones. Buena parte del show consistió en amagos de versiones variopintas, introducciones de guitarra, bromas, charlas con la audiencia… Y todo ello propiciado por un Justin al que se le veía disfrutando sobre el escenario con su personal puesta en escena.

La calidad musical de The Darkness está acreditada y así lo demostraron anoche cuando interpretaban las canciones. Desde el impulso de los hermanos Hawkins; Justin (guitarra solista y voz) y Dan (guitarra rítmica), hasta la contundencia del batería Rufus Tiger Taylor, hijo de Roger Taylor de Queen, y del bajista Frankie Poullain. Sin embargo, se hacía difícil mantener el hilo del concierto porque su propuesta era demasiado discontinua.
Tras una intro arrancaron con Rock And Roll Party Cowboy y tuvieron que hacer un amago por un problema técnico. Prosiguieron con los primeros recuerdos a su aclamado debut con Growing On Me y los primeros gorgoritos en Get Your Hands Off My Woman. Tras la nueva Mortal Dread y Motorheart empezó el recital de amagos de versiones y el sinfín de interrupciones que a unos divertían y otros les sobraban.
Demostraron su fe en su nueva obra con Walking Through Fire para después apostar por Barbarian y por una de sus canciones emblema; la balada Love Is Only A Feeling. Los ‘oh, oh’ que introdujo Justin fueron contestados por el público que sabía que eran el inicio de Givin’ Up. El batería Rufus Tiger Taylor dejó su puesto a Dan y asió el micrófono para cantar muy dignamente el tema My Only.
Se recompusieron para tocar Heart Explodes y después la versión de The Power Of Love de Jennifer Rush con una gran interpretación vocal de Justin. Curiosamente la versión en español de esta canción fue muy famosa en los años ochenta bajo el título de Si Tú Eres Mi Hombre. Prosiguieron con The Longest Kiss y Friday Night, también adivinada por la audiencia, ya en la recta final del concierto. Su versión más heavy sobresalió en Japanese Prisoner Of Love, antes de recrear el single que más contribuyó a que alcanzaran el firmamento hace ya más de veinte años; I Believe In A Thing Called Love.
Tardaron demasiado en volver al escenario antes de comenzar unos bises con One Way Ticket y completarlos con I Hate Myself, en la que incorporaron el riff de Heartbreaker de Led Zeppelin. Los más cafeteros de The Darkness seguro que disfrutaron con una actuación que prácticamente se acercó a las dos horas. Para el resto se hizo demasiado larga, especialmente teniendo en cuenta que la jornada de domingo no era para nada una aliada festiva. Si hubieran tocado todas las canciones con una continuidad hubiese sido un show muchísimo más corto, pero de una gran calidad.

Los teloneros fueron Dea Matrona, una banda norirlandesa formada por dos chicas, que ejercían de vocalistas, además de tocar el bajo y la guitarra, y de dos chicos; otro guitarrista y un batería. Realizaron un set muy corto de apenas ocho canciones y media hora, que destacó por temas melódicos, unas voces bien empastadas y algunos guiños a la música de su tierra. Dejaron buenas sensaciones, tuvieron un reconocimiento a Fleetwood Mac y entretuvieron a la audiencia, aunque su estilo distaba mucho del rock y hard rock más potente de los cabezas de cartel.








