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Yngwie Malmsteen, en estado puro

YNGWIE MALMSTEEN
Escenario Santander, Santander
21 de septiembre de 2018

Yngwie Malmsteen solo va a realizar tres conciertos en Europa en 2018. Todos ellos en España. Santander tuvo anoche el privilegio de albergar el primero de una gira que hoy llegará a Madrid (22 de septiembre, Sala But) y mañana a Barcelona (23 de septiembre, Razzmatazz). Alrededor de 700 personas se dieron cita en la sala Escenario Santander para presenciar el concierto del virtuoso sueco que hacía una década que no actuaba por estos lares.

Como no podía ser de otra manera la guitarra de Yngwie Malmsteen fue lo primero que pudieron escuchar los fans en Santander, antes incluso de que saliera la banda a escena. El teclado introdujo Rising Force y allí apareció el icono nórdico ante un muro de amplificadores Marshall. Altivo, elegante, desafiante y motivado en su cometido, Malmsteen encarnó desde el primer minuto el papel que lleva interpretando durante toda su vida artística. Sorprendió su aspecto rejuvenecido y una forma física mucho mejor que en anteriores visitas.

Desde antes incluso de que comenzara el concierto ya se pudo adivinar el papel más que secundario que iban a asumir los tres acompañantes del sueco. Completamente arrinconados en una de las esquinas del escenario, la banda de apoyo tenía la misión de ser un simple trasfondo para el lucimiento exclusivo del maestro de ceremonias.

Acortaron sobremanera Rising Force, interpretada a la voz por el teclista Nick Z Marino, en el momento en el que Yngwie espetó un “Buenas noches Bilbao” totalmente fuera de contexto teniendo en cuenta que se encontraba en Santander. Con las instrumentales Spellbound e Into Valhalla comenzó el amplio catálogo de gestos y posturas que ha popularizado a través de las décadas. No faltó ninguno. Patadas al aire, lanzamiento de púas sin ningún tipo de miramiento, giros de la guitarra sobre su cuello, la clásica postura de rodilla al suelo… Y hasta tocó con los dientes y lanzó la guitarra al aire.

Soldier fue el primer tema que tocaron anoche del último disco, World On Fire. Yngwie se hizo cargo de la voz principal, demostrando también aptitudes en esa faceta. De buenas a primeras dieron un salto hasta los años noventa para acometer la balada Like An Angel (For April), con Yngwie a la voz y abortada antes de tiempo con la animada danza Badinerie de Johann Sebastian Bach. El sueco ahondó su vena más clásica con el Violin Concerto Nº4 In D Minor de Niccolò Paganini y con Adagio. Entre su multitud de aspavientos y órdenes a veces sin un destinatario concreto, llamó la atención una pequeña bronca que Yngwie le echó al teclista.

El contrapunto más heavy llegó con una de las grandes piezas instrumentales de su debut, Far Beyond The Sun, con la que alcanzó uno de sus momentos álgidos. Porque ayer fueron los instrumentales los que más brillaron en la capital cántabra, para alegría de los muchos guitarristas que había entre el público.

Fue en los temas cantados, como Seventh Sign, que compartieron Yngwie y Nick Z Marino, donde se percibió una mayor diferencia con los originales. Aunque se barruntaba que el teclista era buen cantante su voz quedó demasiado tapada por la guitarra. Y lógicamente se echaba de menos la presencia de un frontman como los que jalonaron las dos primeras décadas de la carrera de Yngwie Malmsteen.

Tras otra demostración virtuosa con Overture, el bajista Emilio Martínez presentó el tema título de World On Fire que contó con coros pregrabados. Este último trabajo en vinilo se podía adquirir firmado en el puesto de merchandise por 100 euros.

Uno de los que más trabajó anoche en Santander fue el técnico de Yngwie que además de probar las guitarras tenía que estar constantemente reponiendo las púas que Malmsteen repartía por doquier. Entre la retahíla de clásicos instrumentales sorprendió la inclusión de Now Your Ships Are Burned, que sirvió de contrapunto. La personal adaptación del blues del maestro sueco llegó con Blue antes de ofrecer su vena más orquestal. Yngwie se mostró histriónico al máximo, frotó su guitarra con los monitores, hizo malabares con ella y hasta la encaramó en los amplificadores.

Tras un pequeño solo de batería del joven Brian Wilson cerraron la primera fase del concierto con You Don’t Remember, I’ll Never Forget cantada por Nick Z Marino. Arrancaron los bises de forma acústica antes de alcanzar otro de los puntos álgidos con Black Star y cerrar con I’ll See The Light Tonight completando noventa minutos sobre el escenario.

Se pueden sacar muchas lecturas del concierto de ayer. La más positiva es el extraordinario estado de un Yngwie Malmsteen que volvió a sobresalir como uno de los grandes virtuosos del heavy tras una master class de guitarra de hora y media. La negativa es la falta de un frontman como los que tenía antaño y la escasa repercusión de la banda, que se notó especialmente en los temas clásicos con voz que quedaron demasiado deslucidos y recortados en exceso.

Yngwie Malmsteen, el giro de una carrera

Yngwie Malmsteen fue un verdadero icono del heavy metal de los ochenta. Uno de los primeros virtuosos de la guitarra que vertió su genialidad al servicio de las canciones y que consiguió codearse con los grandes tótems de la época. Fueron los años dorados de Polydor, compañía con la que editó clásico tras clásico; Yngwie Malmsteen’s Rising Force, Marching Out, Trilogy, Odyssey, Eclipse

El sueco asumió las enseñanzas de maestros como Ritchie Blackmore y las proyectó hacia una nueva dimensión que reflejaba un estilo propio. Al igual que Rainbow también se sirvió de grandes vocalistas que ponían su clase al servicio de sus seis cuerdas endiabladas. Otrora los fans se sabían de carrerilla los nombres de los cantantes que acompañaban al icono sueco; Jeff Scott Soto, Mark Boals, Joe Lynn Turner, Göran Edman, Michael Vescera, Mats Levén, Doogie White…

Todo aquello quedó hace mucho tiempo en los anales del rock. Yngwie apostó por llevar las riendas de su carrera y todo cambió. Las producciones de los discos que ha editado en los últimos lustros distaban años luz de las de los clásicos. Incluso parecía una misión imposible encontrarlos en las tiendas, debido a la deficiente distribución de los mismos. Además, el nórdico decidió prescindir de vocalistas reputados, a diferencia de la cima de su trayectoria, para explotar su faceta como cantante.

Este giro de su carrera también se ha traducido en una menor presencia por los escenarios españoles. Hacía ya una década que el sueco no paseaba su Fender por estos lares. Y lo más sorprendente es que los tres conciertos de Malmsteen en España; Santander, Madrid y Barcelona, son los únicos que va a realizar en Europa en 2018. Posteriormente volará hasta Asia para hacer escala en Malasia y China antes de regresar a Estados Unidos donde tiene varios conciertos previstos en lo que queda de año.

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