Según ha revelado el manager de Motörhead, Todd Singerman a Sky News, Lemmy conoció que padecía un cáncer terminal el 26 de diciembre, tan solo dos días antes de su muerte. A mediados de este mes, tras la fiesta que se celebró por su cumpleaños en el Whisky A Go Go en Hollywood, California, Lemmy se sintió mal. Aunque en principio los doctores le dijeron que estaba bien, decidieron hacerle un scanner cerebral. Esas pruebas acabaron dictaminando que Kilmister tenía tumores tanto en el cerebro como en el cuello.

Singerman declaró a Sky News que “nadie sabía nada, nos enteramos el sábado de que tenía cáncer, el doctor le dijo que le quedaban entre dos y seis meses de vida. Él murió mientras yo estaba haciendo las llamadas a Phil (Campbell) y Mikkey (Dee) para decirles que vinieran para despedirse mientras él estuviera todavía animado. No esperábamos que muriese así”.

El diagnóstico fue realmente sorprendente en un Lemmy cuyos problemas de salud le habían hecho visitar a diferentes médicos con asiduidad. Singerman apuntó que “nos cogió a todos por sorpresa. Cáncer era lo último que pensábamos que pudiera tener. Cuando piensas en ello, él ha visitado doctores y hospitales por todo el mundo y nadie se dio cuenta. Ha sido un shock masivo”.

Singerman se refirió al estilo de vida de Lemmy. “He estado con él los últimos 25 años, y hablamos de medio galón de Jack Danields (casi dos litros) al día, dos o tres paquetes de cigarros y sus otras pequeñas cosas favoritas, y todo eso con una rutina diaria. Recientemente había cambiado al vodka con naranja. Todavía no lo puedo entender, pero él pensaba que era más sano”.