Una olla a presión en Bilbao con dos de los grandes titanes del thrash metal mundial

Slayer y Anthrax demuestran su jefatura metálica en una sala Santana 27 ‘sold out’

Se trataba del concierto de metal del año en Bilbao y los protagonistas no fallaron anoche en la sala Santana 27. Slayer y Anthrax, dos de los cuatro grandes del thrash metal mundial (The Big Four), unieron fuerzas para ofrecer un cartel prácticamente imbatible. Con ellos vinieron los jóvenes promesas noruegos Kvelertak para completar una noche memorable.

Anotado en rojo en buena parte de las agendas de los seguidores del thrash metal del norte, la sorpresa saltó el pasado lunes cuando se anunció que tanto en Bilbao como en Madrid se habían agotado todas las entradas. Con el cartel de ‘sold out’ en la puerta, se preveía una noche de las grandes, como así sucedió.

Largas colas que esperaban la apertura de puertas, autobuses que venían de otras ciudades y centenares de heavies que se arremolinaban en la zona de Bolueta. Era una estampa de las de antaño, la de las citas importantes.

Los jóvenes nórdicos Kvelertak se beneficiaron de una sala que ya presentaba un ambiente espectacular para interpretar su amalgama de estilos siempre con mucho ímpetu. No desaprovecharon los tres cuartos de hora que tenían asignados para dejar destellos de su calidad, aunque evidentemente poco o nada tenían que ver con el thrash metal que había congregado a una sala que se convirtió en una olla a presión.

Anthrax salieron como lo que son; uno de los grandes del género. Contaron con las mejores luces y con un gran sonido y no dieron un segundo de tregua. Mezclaron sus clásicos con los temas de su último trabajo hasta la fecha; Worship Music. Asimismo, presentaron la nueva canción Evil Twin, perteneciente al próximo disco de estudio que saldrá en 2016. Incluso tuvieron tiempo para recordar a los héroes caídos, como Ronnie James Dio y Dimebag Darrell, cuyas fotos aparecieron en unos grandes telones cuando tocaron In The End.

Liderados por el carismático vocalista Joey Belladonna e impulsados por la energía del bajista Frank Bello, los neoyorquinos también se beneficiaron de la impronta de los guitarristas Scott Ian y Jonathan Donais. La sorpresa fue la presencia del batería Jon Dette, que está sustituyendo temporalmente a Charlie Benante, que demostró por qué es uno de los músicos más solicitados del género.

Anthrax habían salido por la puerta grande tras su concierto que duró una hora, obligando a que Slayer no se descuidara ni un segundo en Santana 27. Con una absoluta puntualidad, la banda de Tom Araya y Kerry King concurrió a las 21.45 horas tras descolgar un enorme telón que desveló una escena engalanada con una enormes cruces.

Al ritmo de Repentless, el título de su nuevo disco, Slayer comenzaron una actuación que solo dio tregua en algunos parones en los que el vocalista y bajista Tom Araya se quedaba absorto mirando a sus fans. Lo demás fue una nueva lección de cómo interpretar thrash metal al límite. A diferencia de Anthrax, que son más festivos y participativos, Slayer son mucho más ortodoxos en su actuación. La imponente presencia del coloso guitarrista Kerry King era todo un reclamo en uno de los extremos del escenario. Al otro lado estaba el fichaje ‘galáctico’; Gary Holt, líder de Exodus, que ejerce de perfecto sustituto al fallecido Jeff Hanneman, además de brillar sobremanera en los solos.

Araya bramaba desde el centro mientras Paul Bostaph marcaba el ritmo con contundencia. Combinaron material del nuevo disco con temas de otras obras como God Hates Us All para ir adentrándose en su catálogo de discos clásicos como Show No Mercy, Seasons In The Abyss, Hell Awaits, South Of Heaven y Reign In Blood. En Bilbao concluyeron con Raining Blood y Angel Of Death completando una hora y treinta y cinco minutos y rubricando una noche de metal de las grandes.

En breve crónica completa del concierto de Slayer, Anthrax y Kvelertak en Santana 27 de Bilbao en METAL JOURNAL