Uno de los mayores problemas de los festivales en los que tocan dos bandas al mismo tiempo es que siempre llega el momento en el que el espectador siente la necesidad de desdoblarse. Para los amantes del heavy y el power metal ese dilema se evidenció especialmente cuando Edguy tocaba en uno de los escenarios grandes y Angel Witch, una de las leyendas de la NWOBHM, hacía lo propio en el pequeño.
A pesar de la competencia, los británicos contaron con una afición lo suficientemente nutrida para generar el ambiente necesario. A buen seguro que Mark Reale, el líder de Riot que falleció a comienzos de 2012 y quien da nombre al escenario pequeño de Leyendas Del Rock, hubiera estado encantado de albergar a un guitarrista como Kevin Heybourne. Al igual que Reale se enfunda una Les Paul y recorre sus trastes con un sentido de melodía y personalidad como pocos guitarristas son capaces de lograr.
Kevin Heybourne, que también es el vocalista, es el único miembro veterano de una banda que despuntó al calor de la nueva ola del heavy británico a comienzos de los ochenta. Deberían haber llegado muchísimo más lejos, pero su trayectoria se fue truncando hasta quedarse en una banda residual, acta para nostálgicos. El resto del conjunto está compuesto por músicos muy jóvenes.
En Leyendas Del Rock los londinenses Angel Witch dieron una auténtica lección de cómo interpretar heavy metal sin artificios. Sonaron compactos, melódicos y heavies al mismo tiempo con un Heybourne estelar que hizo de la sencillez una de sus mayores virtudes. Lógicamente su disco homónimo de 1980 fue el que centró mayoritariamente la atención en Villena. Sobresalieron canciones como White Witch, Atlantis o Sorcerers.
La instrumental Dr. Phibes se fusionó a Angel Of Death. El fin de fiesta llegó con Baphomet, la canción que apareció en el recopilatorio Metal For Muthas, y con Angel Witch, coreada al unísono por toda la afición. Angel Witch había regalado una buena dosis de NWOBHM a todos aquellos que decidieron saltarse la actuación de los alemanes Edguy.
