Jueves, 10 de agosto
Escenario Jesús De La Rosa
Los directos de los alemanes Blind Guardian han sido bastante cuestionados en los últimos tiempos. A su innegable calidad musical se suele objetar una actitud bastante fría y distante sobre el escenario y la incorporación de muchos temas nuevos que pecan de complejos y en ocasiones hasta de farragosos. Por eso muchos seguidores se encontraban expectantes cuando dieron las diez de la noche y llegó el turno de los de Krefeld.
Comenzaron con The Ninth Wave, uno de los temas más épicos del que sigue siendo su último disco de estudio, Beyond The Red Mirror (2015). El vocalista Hansi Kürsch no tardó en dar la bienvenida a sus fans al ritmo de Welcome To Dying, el primer gran clásico de la noche para los alemanes. Blind Guardian siguen marcando dos líneas muy claras sobre el escenario. La primera la componen Hansi y los dos guitarristas; André Olbrich y Marcus Siepen. La retaguardia se queda para el batería Frederik Ehmke y para el bajista y teclista invitados. La interacción entre ambas líneas es prácticamente nula, lo que confiere un carácter de orquesta con los roles muy prefijados.
Nightfall volvió a rememorar los añorados años noventa en los que Blind Guardian fraguó su reputación de banda grande. Hubo un nuevo guiño al último disco antes de adentrarse en una espiral de clásicos que marcó muy positivamente el devenir de la actuación de los alemanes.
En Villena recrearon de forma consecutiva y en orden la segunda mitad del disco que marcó un punto de inflexión claro en su carrera: Imaginations From The Other Side (1995). Enlazaron Mordred’s Song, Born In A Mourning Hall, Bright Eyes, Another Holy War y And The Story Ends rematando este repaso con la coreada Imaginations From The Other Side. Todo un regalo para los seguidores de la vieja guardia que pudieron revivir los tiempos álgidos del metal alemán y europeo de los años noventa.
El show de Blind Guardian había alcanzado una intensidad que solo pudieron rebajar de forma acústica con The Bard’s Song – In The Forest, donde contaron con la inestimable colaboración de su afición. Para rematar la hora y veinte minutos de actuación no dudaron en seguir tirando de temas esenciales como Mirror Mirror o el broche de Valhalla. Los alemanes habían triunfado en Leyendas Del Rock a golpe de clásicos recuperando en buena medida la esencia que les hizo grandes en los años noventa. En el debe siempre se puede achacar el demasiado estatismo de una banda que solo rompe Hansi Kürsch y la poca interacción entre los músicos.