Black Sabbath metalizan Hyde Park

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El British Summer Time es uno de los múltiples eventos veraniegos que revitalizan la de por sí frenética actividad turística de la capital británica. Enclavado en pleno corazón del parque Hyde Park, uno de los pulmones de Londres, consiste en una serie de festivales, gratuitos y de pago, que se desarrollan a lo largo de las primeras semanas estivales. En 2014 nombres de la talla de Neil Young & Crazy Horse o Tom Jones han desfilado en diferentes días por Hyde Park junto con fenómenos de moda de antaño como Backstreet Boys.

BRITISH SUMMER TIME – CRÓNICA DEL FESTIVAL

BRITISH SUMMER TIME FESTIVAL
HYDE PARK – LONDRES 

BLACK SABBATH
SOUNDGARDEN
FAITH NO MORE
MOTÖRHEAD
SOULFLY…

BLACK SABBATH METALIZAN HYDE PARK

El British Summer Time es uno de los múltiples eventos veraniegos que revitalizan la de por sí frenética actividad turística de la capital británica. Enclavado en pleno corazón del parque Hyde Park, uno de los pulmones de Londres, consiste en una serie de festivales, gratuitos y de pago, que se desarrollan a lo largo de las primeras semanas estivales. En 2014 nombres de la talla de Neil Young & Crazy Horse o Tom Jones han desfilado en diferentes días por Hyde Park junto con fenómenos de moda de antaño como Backstreet Boys.

Para los heavies había, sin embargo, una fecha marcada a fuego: el 4 de julio. Black Sabbath, los forjadores del estilo, decían adiós a la gira de 2014 y, por ende, a su presentación mundial de 13, el primer disco completo con Ozzy Osbourne a la voz en la friolera de 35 años. Junto con ellos venían los abanderados del grunge de los noventa, Soundgarden, los californianos Faith No More, los legendarios Motörhead y Soulfly, además de un montón de bandas que tocaban en los escenarios pequeños.

British Summer Time ocupa la primera parte de Hyde Park, la que está situada entre Hyde Park Corner y Marble Arch, la esquina en la que finaliza la mítica arteria Oxford Street. La primera diferencia con respecto a otros festivales es el horario. La apertura es a la una y media de la tarde y el cierre a las diez y media de la noche en punto. Entre medias, nueve intensas horas de música, además de un amplio surtido de puestos de comida y bebida e incluso atracciones para los más lanzados, como una pequeña noria.

Aunque se anuncian cuatro escenarios, en realidad el evento consta de uno enorme y otros tres de unas dimensiones tan reducidas que prácticamente no son ni reseñables. Ni siquiera el segundo, The Barclayedcard Theatre, enclavado en uno de los edificios diseminados por el recinto, tenía la entidad suficiente. Y eso que por sus tablas pasaron bandas de la talla de Hell o Wolfmother. Apenas sin visibilidad y atestados de público, ni siquiera merecía la pena intentar asomarse y arriesgarse a perder la posición ante el escenario principal.

Otro de los atractivos del evento es la gran cantidad de puestos de comida y bebida. Nada de los clásicos bocadillos tan habituales por estos lares, en Londres había un amplio surtido de comidas elaboradas, desde paellas españolas hasta pasta fresca, frutas, etc. Sin embargo, solo se pudieron disfrutar con tranquilidad en las primeras horas del evento, la masiva afluencia de espectadores, contados por decenas de miles, abarrotaron Hyde Park de un modo tan impresionante que las colas se hacían interminables ante cualquiera de los servicios ofrecidos. Para acudir a los baños había que armarse con una paciencia prácticamente infinita.

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El primer plato fuerte llegó con Soulfly, la banda liderada por el carioca Max Cavalera (Sepultura, Cavalera Conspiracy…) y en la que milita su propio hijo Zyon a la batería. El impresionante escenario adornado con dos árboles gigantes, ramas por doquier y unas pantallas que cubrían tanto los laterales como la trasera del mismo cumplía a la perfección con las expectativas de un evento de esta magnitud.

Con un día soleado, refrescado por el habitual viento londinense, la banda de Cavalera arrancó con una puntualidad británica, milimétricamente cumplida a lo la largo de toda la jornada. Enlazaron Prophecy y Back To The Primitive demostrando que el sonido no hacía justicia con un escenario de absoluta ‘Premier’. Las idas y venidas del audio impedían disfrutar de la descarga de Soulfly con meridiana nitidez. Ya con Tribe Max intentó buscar la complicidad del público con cánticos y parones demasiado prematuros.

Recuperaron la intensidad mirando por el espejo retrovisor a Sepultura. Nada mejor que Arise/Dead Embryonic Cells para recrear los mejores ecos de su pasado. La mayor sorpresa llegó con la cesión del puesto de batería de Zyon a su tío Igor Cavalera, que venía ataviado con una camisa hawaiana. Con ambos hermanos a bordo se marcaron un tribal Roots Bloody Roots celebrado por sus acérrimos, entre los que había bastantes con banderas brasileñas.

Igor se despidió de los fans mientras el grupo arremetió con la final Jumpdafuckup/Eye For An Eye, simplemente cumpliendo el expediente tras 25 minutos de actuación. Al tener un tiempo tan limitado deberían haber sido mucho más intensos, olvidarse de los recesos y calentar a la audiencia sin un segundo de rémora. Soulfly sabían que era el día de Black Sabbath y actuaron como si no quisieran robarles protagonismo.

SOULFLY SET LIST
Prophecy
Back To The Primitive
Tribe
Arise/Dead Embryonic Cells
Roots Bloody Roots
Jumpdafuckup/Eye For An Eye

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MOTÖRHEAD, LEMMY SE CALZA LAS BOTAS DE NUEVO

Tras el desvanecimiento de Lemmy en Wacken 2013, y los posteriores y agoreros mensajes que se expandieron por las redes sociales anunciando su muerte, el futuro de Motörhead era, cuando menos, muy incierto. Gracias a Dios, el bueno de Kilmister no estaba muerto, pero sí que tuvo que afrontar la seriedad de las dolencias cardíacas que le han mermado sobremanera en los últimos tiempos. De hecho, tuvieron que cancelar la gira británica del otoño pasado.

En 2014 el irreductible Lemmy vuelve por enésima vez a la carga saludando a Europa desde esta gran atalaya que es el festival londinense de Hyde Park. Aunque físicamente no parecía demasiado desmejorado, en cuanto arrancó con la potente Damage Case sí se vio que su voz está más quebrada y debilitada. El trío la ensambló con la extraordinaria Stay Clean, ambas deslucidas por un sonido más que pobre.

Ya de por sí sería muy discutible que Motörhead salieran antes que Faith No More o Soundgarden, bandas que lógicamente han tenido menos recorrido, pero se podía entender que el estado de Mr. Kilmister le impedía estar demasiado tiempo en el escenario. Lo que costaba más asumir era el malísimo sonido que tuvo que afrontar una banda del calibre de los británicos.

Over The Top ponía el acento en la vena rock and roll de la banda, estilo de música que como siempre el bueno de Lemmy reivindicó al inicio del concierto. Una enorme reproducción de la portada de Aftershock con iconos móviles presidía la parte trasera de la escena, al tiempo que la banda destiló su vena bluesera con el nuevo tema Lost Woman Blues. Phil Campbell, que celebra 30 años a bordo de Motörhead, lució sus galones, realizó presentaciones y compartió con Lemmy las riendas del show.

Los seguidores del grupo agradecieron la inclusión de Doctor Rock, perteneciente al Orgasmatron, coronado por un potente solo de batería de Mikkey Dee. “¿Estáis preparados? ¡Decid sí!”, bramaba Lemmy al presentar Going To Brazil, saludada por numerosos seguidores con banderas del país carioca. Y eso que en unas pocas horas su selección se jugaba el pase a las semifinales del Mundial de fútbol contra Colombia.

En Killed By Death contaron con la sorpresa de un vocalista invitado: Whitfield Crane (Ulgly Kid Joe), aunque lamentablemente casi ni se le escuchó. La recta final llegó con las esperadas e inevitables Ace Of Spades y Overkill cuadrando un concierto de 45 minutos.

Un sonido verdaderamente desastroso en un evento de este calibre y la fragilidad de Lemmy no habían convergido para sellar una actuación redonda. Pero sinceramente este no era el titular para destacar el paso de Motörhead por tierras británicas. Lo más importante es que Lemmy Kilmister está de vuelta en su medio natural, encima de los escenarios, manteniendo viva su leyenda. Y que sea por mucho tiempo más.

MOTÖRHEAD SET LIST
Damage Case
Stay Clean
Over The Top
Lost Woman Blues
Doctor Rock
Going To Brazil
Killed By Death
Ace Of Spades
Overkill

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FAITH NO MORE, PRESENTAN NUEVOS TEMAS

Mediada la tarde llegaba un nuevo plato fuerte con la presencia de los americanos Faith No More cuando la cantidad de público en Hyde Park se había multiplicado abarrotando un recinto inmenso. Los roadies de los de San Francisco, impolutamente trajeados de blanco, habían decorado el escenario con infinidad de flores, asemejándolo a una iglesia en día de celebración o incluso a un cementerio.

Faith No More saltaron ante los fans vestidos de curas creando un gran contraste entre su indumentaria enlutada y el crisol colorista del atrezzo floral. Arrancaron con Zombie Eaters y con una de sus grandes tarjetas de presentación; From Out Of Nowhere, de su mítico disco The Real Thing, aquel álbum que curiosamente contenía una versión del War Pigs de Black Sabbath. Y precisamente completaron el buen arranque con otro temazo de aquella obra: Epic.

Mike Patton, uno de los frontmen clave de los años noventa, demuestra una madurez en escena que le hace priorizar la voz, aunque sin olvidarse de llevar las riendas del concierto. Los californianos cuentan con cuatro de los cinco componentes clásicos de su época dorada. Completa la formación el guitarrista Jon Hudson.

Sucedieron temas como Caffeine, del Angel Dust, y The Gentle Art Of Making Enemies, del King For A Day… Fool For A Lifetime, con la intensa balada Easy. Recuperaron la potencia con uno de los puntos álgidos del show: Midlife Crisis.

El teclista Roddy Bottum acompañaba con los coros mientras se agitaba sin parar al igual que el bajista Billy Gould. El batería Mike Bordin, con un largo historial como músico precisamente de Ozzy Osbourne, demostró su clase y pegada a lo largo de todo el concierto, que se sucedía con temas como Everything’s Ruined, King For A Day o Ashes To Ashes.

La mayor sorpresa llegó con la inclusión de dos temas nuevos: Superhero y Motherfucker. Hay que recordar que el último disco de Faith No More data de 1997 (Album Of The Year) y que son muchas las especulaciones que dicen que podrían darle continuidad en breve. Cerraron como cabía esperar con We Care A Lot y los fans más que satisfechos, aunque ellos tampoco habían contado con un sonido mínimamente digno en la hora y cinco minutos de actuación.

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SOUNDGARDEN, 20 AÑOS DE SUPERUNKNOWN

Con Hyde Park hasta la bandera, unos de los adalides del grunge en los noventa Soundgarden salían con la difícil misión de telonear a Black Sabbath. Desde el principio el vocalista Chris Cornell explicó que iba a ser una tarde especial porque se disponían a tocar el disco Superunknown, celebrando los veinte años desde que salió al mercado, así como su reedición deluxe.

Cornell mostró un estado impoluto de su voz mientras sus compañeros se afanaban en las tareas instrumentales. Cada una de las canciones del disco tiene una diferente afinación, como explicó el cantante, por lo que entre tema y tema tenían que preparar sus guitarras. Evidentemente, esto trastocó un poco el devenir del show por los constantes parones. “Estas interrupciones se os pueden hacer un poco pesadas”, explicó Cornell y bromeó al asegurar que “para los que habéis venido a ver a Black Sabbath todo nuestro concierto va a ser pesado”.

El guitarrista Kim Thayil se concentró en las seis cuerdas dejando todo el protagonismo a un Cornell para quien parece que no pasan los años. Entre los momentos estelares destacaron canciones como My Wave, Spoonman o Black Hole Sun. Contaron en Superunknown con la participación estelar del guitarrista Mike McCready (Pearl Jam). Soundgarden habían conseguido un mejor sonido que los tres grupos que les precedieron en el escenario principal, sin embargo todavía se apreciaban algunas lagunas que posteriormente fueron subsanadas en cuanto las estrellas de la noche salieron a tocar.

Sin duda fue un concierto único y muy especial para todos los seguidores de la banda de Seattle, aunque por el contrario, se hizo un poco pesado para aquellos que habían acudido con dos palabras muy claras en la mente: Black Sabbath.

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BLACK SABBATH, ¿ÚLTIMO CONCIERTO?

La pantalla gigante anunciaba ‘Black Sabbath a las 20.45’ cuando la tensión en el ambiente presagiaba que el momento culmen se avecinaba en breve. Conociendo el historial de Ozzy Osbourne, las sombras de que este pudiera ser el último concierto de la historia de Black Sabbath sonaban a una irrisoria estrategia de marketing. Sin embargo, ha sido el propio Tony Iommi quien reconociendo que a él le gustaría seguir ha declarado su preocupación por el estado de su salud. Lleva combatiendo un linfoma desde 2012 y ha afirmado que, a la espera de nuevos chequeos, ha vuelto a sentir los mismos preocupantes síntomas de hace dos años.

Lo que sí es fehaciente es que el concierto de Black Sabbath en Hyde Park era el último de la gira de 2014 y el cierre de la presentación mundial de 13, el primer disco del grupo con Ozzy a la voz desde 1978. Apenas con un par de minutos de retraso se pudo escuchar la voz del madman arengando y riéndose desde el camerino. Las sirenas bramaban como si de una factoría o de una alarma bélica se tratase anunciando la apertura con la megalómana War Pigs y el público entregado coreando y aplaudiendo al unísono.

El milagro del estado físico de Ozzy Osbourne ha sido digno de estudio hasta de los científicos para conocer cómo es posible que siga vivo. Pero no es solo eso, si se compara su forma actual con la que mostró por ejemplo en la reunión de Black Sabbath a finales de los noventa la diferencia es abismal. Entonces apenas podía arrastrarse sobre la escena. Ahora, dieciséis años después, corretea, salta, se agita y hasta alardea como si hubiera rejuvenecido. Sólo su mujer Sharon, los médicos y él saben qué tipo de pociones han obrado semejante milagro.

Las enormes pantallas alternaban en War Pigs imágenes de la banda con otras bélicas al tiempo que el bajo de Geezer Butler atronaba y los riffs de Tony Iommi sentaban las bases no solo del sonido de Sabbath sino de todo un estilo en general. Cuánto debe el heavy metal a estos iconos de Birmingham.

Muchos estaban pesarosos de que la reunión de la formación original no fructificase cuando separaron sus caminos de los del batería Bill Ward. Y eso que en el anuncio que hicieron en 2011 sí que estaba a bordo. También llamó la atención que no contaran con Vinnie Appice, quien había sido su percusionista recurso desde comienzos de los ochenta. Sin embargo, en Hyde Park nadie pudo echarles de menos gracias al papel del colosal batería Tommy Clufetos, que pertenece a la propia banda de Ozzy Osbourne. Tanto su apariencia física como su estilo de tocar recuerdan el influjo que tenía Bill Ward en los setenta.

“¡No puedo oíros!” vociferaba Ozzy al presentar el clásico del Master Of Reality; Into The Void. Los certeros riffs de Iommi se apoderaron de Londres ante las decenas de miles de acólitos entregados. El propio Ozzy se atrevió a vacilar al guitarrista agarrándose el paquete mientras Iommi sonreía sin parar. Quién le iba a decir a Tony cuando se burlaba de Ozzy en el colegio que más de cincuenta años después estarían compartiendo escenario en la cima de un estilo…

“El siguiente tema es ‘Snowblind’, ya sabéis de qué trata”, bromeó Ozzy al tiempo que se pasaba el dedo por la nariz, en clara alusión a la cocaína que fue la inspiradora de la canción a comienzos de los setenta. Otra lección de heavy metal recibida con regocijo por la audiencia londinense. Todas las pantallas mostraban imágenes gigantes de lo que acontecía en escena para que el público pudiera ver a sus ídolos desde la lejanía.

Su última obra, 13, no fue una mera disculpa para reunirse. La calidad de sus canciones podría equiparla con los discos de su década fundamental. Para demostrarlo interpretaron la elaborada Age Of Reason, cumpliendo con las expectativas más exigentes.

“Ahora os vamos a llevar al principio de todo”, bramó el vocalista al introducir el tema homónimo de la banda; Black Sabbath. El sonido de los de Birmingham fue impresionante de principio a fin. Estaba claro que las anteriores bandas habían sido limitadas para que los maestros del festival pudieran sobresalir con un sonido nítido y demoledor.

La ampulosidad e intensidad del comienzo del tema chocó con la virulencia del clímax. Es curioso ver que el comportamiento de Ozzy en escena dista mucho cuando lidera a Black Sabbath en comparación con su propia banda. Con Iommi y Butler se muestra mucho más discreto siendo un frontman más clásico olvidándose de otras locuras como las mangueras, y demás excentricidades. Las llamas se habían apoderado de las pantallas de Hyde Park.

Los de Birmingham continuaron con otro clásico de su primer disco; Behind The Wall Of Sleep, en esta ocasión acompañados por unas siniestras imágenes. Ozzy presentó a Geezer Butler, cuyo solo de bajo dio inicio a N.I.B. completando una terna de temazos de aquel legendario Black Sabbath, que no solo dio inicio a la carrera de la banda sino de un género musical.

El vocalista informó a la audiencia que estaba celebrando su “jodido aniversario de boda”, llamando a gritos a su mujer Sharon. Con Fairies Wear Boots recordaron su segundo álbum, Paranoid, para regocijo de los fans clásicos.  La lluvia había comenzado a descargar sobre Londres, pero sin la fuerza necesaria como para deslucir un espectáculo de este calibre.

Ozzy abandonó el escenario tras presentar al batería Tommy Clufetos mientras la banda arrancaba con Rat Salad dejando solo al americano para que interpretase un rotundo solo de batería cuyo sonido fue absolutamente ensordecedor. El músico de Detroit ni siquiera había nacido cuando Black Sabbath y Ozzy separaron sus caminos a finales de los setenta, pero la verdad es que tenía muy bien estudiado el papel de Bill Ward tanto en la estética como en la forma de tocar.

Llegaba uno de los momentos más mágicos del anochecer británico cuando la guitarra de Iommi, la voz de Ozzy y los coros de los fans entonaron al unísono Iron Man. Ni siquiera faltó el cubo de agua que el madman tira a sus fans en este cenit del show.

“Esta es una canción del disco ‘13’; ‘God Is Dead?’ ¿Os lo estáis pasando bien hasta ahora?”, inquirió el vocalista. Otro ejemplo más de cómo suena su última obra. Ozzy anunció la última canción; Children Of The Grave, y la locura se desató en Hyde Park con una comunión perfecta entre banda y público. El salto de la rana de Ozzy fue memorable, como no podía ser menos. Su forma física es envidiable a los 65 años.

Se retiraron para acto seguido volver con un único bis. Aunque amagaron con la introducción de Sabbath Bloody Sabbath fue Paranoid el colofón de un festival en el que Black Sabbath habían sido los auténticos protagonistas. Geezer Butler, concentrado y pletórico al bajo, Tommy Clufetos, respetuoso con el estilo de esta leyenda británica, Ozzy con un estado de forma envidiable y Tony Iommi generando como siempre una eterna maquinaria de riffs.

Los fuegos artificiales estallaron en la noche británica al tiempo que los Sabbath se despedían de sus fans. “Dios os bendiga a todos, buenas noches”, deseó Ozzy al público como cierre al Black Sabbath Time, como había sido apodado el festival esta noche. Ojalá la salud en especial de Iommi permita que este no sea ni de lejos el último concierto de Black Sabbath. De momento, y esperemos que solo sea de momento, han dejado su histórico legado en lo más alto.

Texto y fotos: Pedro Alonso

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BLACK SABBATH SET LIST
War Pigs
Into The Void
Snowblind
Age Of Reason
Black Sabbath
Behind The Wall Of Sleep
N.I.B.
Fairies Wear Boots
Rat Salad
Iron Man
God Is Dead?
Children Of The Grave
Paranoid

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