ENTREVISTA VANADIUM (Stefano Tessarin)

PIONEROS Y MITOS DEL METAL ITALIANO

PEDRO ALONSO
Los milaneses Vanadium fueron pioneros y auténticos líderes del metal italiano en los años ochenta. Portaron la bandera tricolor mucho más allá de las fronteras transalpinas consiguiendo una repercusión casi vetada para las bandas de países del sur de Europa. Entre sus logros destacan discos clásicos diseminados de principio a fin de los ochenta, colaboraciones con productores de fama internacional (Louis Austin, Jim Faraci, Guy Bidmead…), grabaciones en estudios de Londres y hasta un videoclip en el mítico Marquee.

Los secretos de su éxito se fundaron en una formación sólida y estable que perduró durante casi tres lustros, en músicos de categoría y en un frontman, Pino Scotto, con un enorme carisma. La quiebra de su discográfica, un viraje hacia territorios musicales en onda americana y un cambio de época fueron apagando poco a poco las luces de la leyenda.

Vanadium renacieron en los noventa con un disco en italiano, que no obtuvo la repercusión esperada. Desde entonces, han sido muchas las bandas que han erigido los protagonistas de esta historia: Diumvana, Fire Trails o las actuales; Rustless y Pino Scotto son las que mantienen ardiendo unas cenizas que nunca se consumieron. De todo ello hablamos con Stefano Tessarin, el talentoso guitarrista que sentó las bases de buena parte del sonido de este mito del heavy italiano llamado Vanadium.

El fuerte olor del cuero negro y los destellos brillantes de las muñequeras y los cinturones de remaches pronto se propagaron por buena parte de Europa a imagen y semejanza de Gran Bretaña desde finales de los años setenta. Italia, que ya contaba con una gran tradición musical de rock progresivo, acogió con regocijo los nuevos vientos metálicos que venían del norte. Sus principales ciudades albergaron los conciertos de las que iban a ser bandas de referencia a escala internacional. Y entre sus calles nació Vanadium, el grupo destinado a forjar todo un mito del heavy transalpino de los ochenta.

Mucho antes de que el power metal italiano se hiciese eco a escala internacional en los años noventa o de que Lacuna Coil consiguiera que fans del metal de todo el mundo pusieran sus ojos sobre Milán, Vanadium habían construido unos cimientos muy sólidos en un país con gran raigambre metálica.

Stefano, fuiste el primer componente de la formación clásica en entrar en Vanadium. ¿Qué recuerdas de aquellos tiempos y del origen del nombre de Vanadium?
Ciertamente fui el fundador de la formación mark II de Vanadium, la clásica y la que grabó los ocho discos entre 1981 y 1995. La line up I del grupo ya existía desde 1980 cuando yo entré como guitarrista solista. Toda la historia de la banda se puede ver detallada en la página web www.vanadium.it. Los recuerdos de aquellos años son tantos que es casi imposible resumirlos, pero lo que sí quiero dejar claro es que en aquella época tocábamos muchísimo y que hacíamos especial hincapié en el aspecto de la improvisación en la música. En cuanto al nombre utilizamos Vanadium porque es un elemento químico que se emplea para la fabricación de utensilios mecánicos como las llaves inglesas, destornilladores y demás. ¿Qué puede haber más metálico que eso?

¿Cómo se completó la formación clásica de Vanadium: Pino Scotto (voz), Steve Tessarin (guitarra), Mimmo Prantera (bajo), Lio Mascheroni (batería) y Ruggero Zanolini (teclista)?
Esa formación surgió gracias a mi búsqueda de músicos que se pudieran adaptar al género que quería tocar. Es decir, una formación con teclados y guitarra al estilo de bandas como Deep Purple o Uriah Heep.

Vuestra primera edición fue un EP en 1981: We Want Live Rock ‘n’ Roll. ¿Fue vuestro paso decidido hacia el éxito?
Supuso nuestra primera edición: un disco de 45 revoluciones con dos temas: We Want Live Rock ‘n’ Roll y Heavy Metal. Obtuvimos un gran éxito en los primeros meses de 1981.

¿Cómo se vivía el heavy metal en Milán a comienzos de los años ochenta?
Los ochenta fueron por excelencia los mejores tiempos para el heavy metal en Italia. Parecía un sueño, las mejores bandas pasaron por aquí en sus comienzos; Iron Maiden, Saxon, Motörhead, Metallica y, poco a poco, todas las demás. También fueron años muy importantes para Vanadium, plenos de trabajo.

¿Qué papel desempeñó Gegé Reitano en la carrera de Vanadium?
Gegé Reitano fue el que más creyó en Vanadium y fue nuestro primer productor durante varios años. Gracias a él pudimos conocer el mundo discográfico de entonces. Por todo eso siempre le hemos estado muy agradecidos.

Curiosamente no pudiste participar en la grabación de vuestro disco debut, Metal Rock, por tener que cumplir con el servicio militar. Debió de ser un trago muy duro…
Quiero dejar claro que en el primer disco, Metal Rock, aparecen las dos canciones del EP; We Want Live Rock ‘n’ Roll y Heavy Metal, cuyas guitarras son exclusivamente mías. En los otros seis temas no pude estar siempre presente en las grabaciones debido a que tenía que cumplir el servicio militar. Aun así conseguí registrar pistas solistas en algunos temas. Las grabaciones restantes fueron hechas por tres guitarristas sustitutos.

¿Qué importancia tuvo la gira con Alvin Lee en los comienzos de la banda?
Desgraciadamente no pude formar parte de aquella gira porque seguía en el servicio militar, me sustituyeron dos guitarristas. Sin embargo, para la banda significó un comienzo muy importante.

En 1983 volviste plenamente a Vanadium para grabar el segundo disco; A Race With The Devil. ¿Fue vuestra clara confirmación?
Entre 1982 y 1983 regresé a la banda. Conseguimos firmar nuestro primer contrato con la discográfica Durium, siempre de la mano del productor Reitano. Me metí a componer duramente gran parte de la música de aquel disco cuidando todos los aspectos instrumentales. Estaba muy motivado, al igual que el resto de la banda. Aquel álbum significó la primera y verdadera impronta del sonido de Vanadium. Tuvo un gran éxito y nos abrió las puertas de la televisión estatal como Rai 1 y Rai 2, donde aparecimos en muchos programas musicales de la época.

Con vuestro tercer disco, Game Over (1984), vendisteis más de 50.000 copias. ¿Qué recuerdas de aquel trabajo?
Con Game Over tuvimos un gran éxito y nos permitió realizar diversas giras, de las cuales extrajimos el material para el próximo lanzamiento en directo. Las ventas fueron superiores a las de A Race With The Devil, sin embargo personalmente me quedo con el elepé anterior.

Con tres discos en el mercado y el reconocimiento de la escena italiana, ¿qué proyección teníais fuera de vuestro país?
Realizamos algunos conciertos en el extranjero en países como Suiza, Francia, Bélgica y Alemania, donde nuestros álbumes se publicaban y distribuían.

On The Streets Of Danger – Live (1985) fue un disco histórico porque supuso el primer álbum en directo para una banda italiana de vuestro estilo. ¿Por qué no publicasteis un doble elepé?
Dices bien, nuestro Live tiene ese registro. No pudimos publicar un doble disco por dos motivos. Uno era que disponíamos de poco material con buena calidad de audio y ejecución. Como sabes, el sonido de directo no es siempre lo bueno que deseas, en ocasiones hay que ponerlo un poco en orden en el estudio. Entonces teníamos poco material sobre el que trabajar. El segundo motivo fue que no disponíamos del presupuesto adecuado para un doble elepé en directo. Por eso apostamos por añadir un tema inédito en estudio: You Can’t Stop The Music, que además nos permitió realizar nuestro primer videoclip de gran éxito.

Para el siguiente larga duración, Born To Fight, Vanadium decide salir a Inglaterra para grabar en los estudios Ridge Farm de Londres con el productor Louis Austin (Deep Purple, Judas Priest, Queen…) ¿Fue un cambio muy radical para Vanadium?
Para mí se trata del disco más impresionante de Vanadium, porque contamos con lo máximo en diversos aspectos: tanto la música, como el presupuesto, la tecnología de entonces… Y sobretodo contamos con una producción ‘made in England’. No podíamos pedir nada mejor. Los recuerdos son muchos: nuestro desplazamiento a Londres para mezclar el famoso vídeo en el Marquee, Louis Austin, un personaje simpatiquísimo, además de preparadísimo en cuestión de metal… Tras volver de Inglaterra nos esperaba el primer Monsters Of Rock de Italia con Motörhead, Twisted Sister, Girlschool… Fueron tantos eventos y recuerdos hermosos…

El vídeo de Easy Way To Love, registrado en el Marquee de Londres, debió de ser un punto álgido de vuestra carrera.
Ciertamente, es un vídeo con el que llegamos muy lejos, además de convertirse en un tema principal durante un mes en el programa musical DiscoRing de la Rai 1.

En ese vídeo aparecías con una guitarra Flying V con puntos, similar a la de Randy Rhoads. ¿Fue una de tus influencias?
Sinceramente, entonces no sabía que se trataba de una guitarra previamente diseñada y preparada para el gran Randy Rhoads. Me la dio el patrocinador en 1986, pero fue después cuando me di cuenta de la importancia y de la naturaleza de la guitarra. Un gran honor y mucho respeto para el guitarrista más grande del metal moderno; Randy Rhoads. Sin embargo en aquella época la usaba poco, no estaba entre mis preferidas. Tiempo después se la di a un alumno mío.

Por aquel entonces llegasteis a tocar con bandas como Motörhead o Twisted Sister.
Si no recuerdo mal tocamos tres o cuatro conciertos con ellos. Motörhead fueron grandes amigos, mientras que Twisted Sister se comportaron como ignorantes presuntuosos con ínfulas de estrellas de rock. Fueron muy poco simpáticos. Sin embargo, en aquellos conciertos había muchísimos fans nuestros que portaban pancartas de Vanadium. Aquello lo recuerdo con muchísimo cariño.

1987 fue un año en el que grandes bandas como Whitesnake o Def Leppard revolucionaron el mercado. Fue cuando vosotros sorprendisteis con el disco Corruption Of Innocence, un trabajo más americano y producido por Jim Faraci (Ratt, Lizzy Borden, Stryper…). ¿Qué significó este disco en vuestra carrera y cómo fue vuestra relación con Faraci?
Con Corruption Of Innocence pretendimos cambiar un poco el género musical, aunque personalmente no estaba del todo de acuerdo. Sin embargo, me vi arrastrado hacia la onda americana del glam rock con influencias de Mötley Crüe, Ratt, Poison… Para ello nos hicimos con los servicios del extraordinario productor Jim Faraci, experto en este tipo de música. Al principio me encontré bastante cómodo, pero en cambio no me gustó el trabajo que realizó en las mezclas. Descuidó mucho los teclados y me vi obligado a intervenir para reajustar algunas mezclas que eran horribles. Para concluir hay que matizar que no es un típico disco de Vanadium, era demasiado artificial e influenciado. Tras este álbum se produjo la primera parada forzada del grupo. Nuestra compañía se fue en bancarrota y tuvimos que parar durante dos años.

Para el siguiente trabajo, Seventh Heaven, pasáis de la compañía Durium a Green Line. En esta ocasión la producción corrió por cuenta de Guy Bidmead (Motörhead, Coroner, Exciter…).
Pasados estos dos años nos pudimos desvincular a nivel burocrático y judicial de la compañía. Comenzamos a trabajar en la realización de un nuevo disco con poca voluntad y motivación, debido a los precedentes de los dos años parados. Encontramos el sello Green Line, que aceptó nuestro proyecto. Pudimos redimensionar el presupuesto y conseguir que el productor inglés Guy Bidmead viniera a Italia para dirigir el nuevo disco, Seventh Heaven, caracterizado por un sonido rock AOR. Lamentablemente los tiempos y las posibilidades habían cambiado y este disco no tuvo mucho éxito. Nos dimos cuenta de que era el momento ideal para detenernos y dejarlo.

¿Por qué tomasteis esa decisión tan drástica?
No teníamos ya los presupuestos ni las posibilidades necesarias para continuar.

¿Cómo se produjo la reunión en los noventa con el disco Nel Cuore Del Caos? Cambiasteis tanto el sonido como el idioma, en esta ocasión con letras en italiano.
Sobre 1994 o 1995 nos reunimos con la intención de realizar un disco cantado en italiano. Zanolini y yo no estábamos de acuerdo en absoluto pero, por no desilusionar al resto que creían en este proyecto, aceptamos y formamos parte de este híbrido. Personalmente me parece un disco insignificante que personalmente no lo reconozco en el estilo de Vanadium.

Diumvara, Fire Trails, Rustless… fueron las bandas que tomaron el legado de Vanadium. ¿Cómo las puedes describir?
Terminada la experiencia de Nel Cuore Del Caos, Zanolini, Prantera y yo formamos una banda que denominamos Diumvana simplemente para divertirnos y tocar en infinidad de locales. Pero sólo fue un proyecto de banda de versiones. Fire Trails fue una banda en la que militaron Scotto y Mascheroni. En 2008 Mascheroni regresó con nosotros y montamos un nuevo proyecto llamado Rustless, en el que también estábamos Zanolini y yo. Apostamos por la presencia de un cantante importante como Roberto Zari. Esta banda sigue activa hoy en día, hemos lanzado dos discos y estamos trabajando en un tercero que saldrá a finales de 2013. Personalmente en este grupo me ocupo de casi toda la producción musical y compositiva, así como de las grabaciones en el estudio. Tenemos un gran feeling entre nosotros. Actualmente la formación se compone por: Steve Tessarin (guitarra), Lio Mascheroni (batería), Ruggero Zanolini (teclados), Roberto Zari (voz), Emanuele Panza (bajo), Mery Macchi (coros) y Judie Galbiati (coros). Si queréis más detalles los podéis ver en www.rustless.eu o en el facebook de Rustless.

Además del disco, ¿qué planes de futuro tenéis con Rustless?
Esperamos que el álbum salga a finales de año y queremos programar los conciertos de presentación para comienzos del año que viene.

¿Cómo es tu relación con Pino Scotto? ¿Podría darse el caso de una reunión al menos puntual de la formación clásica de Vanadium?
No tengo contacto con él desde hace años. Hace un tiempo me llamó proponiéndome una reunión, pero no estuve de acuerdo para nada con esa propuesta, así que me negué. Todavía hoy me encuentro con muchos fans que me piden esa reunión. Siempre digo que es mejor dejar a Vanadium como estaba en los tiempos de éxito, es inútil descongelar y recalentar la menestra. Es insignificante y problemático. No obstante, con Pino no tengo ningún problema personal, le deseo una buena y gratificante continuación de su óptima carrera.