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Kreator, Sonata Artica, Accept, W.A.S.P. y Uriah Heep en el Sun & Thunder 2025

Texto y fotos: Sun & Thunder

El jueves 17 pasado arrancaba en el Marenostrum Fuengirola, la primera jornada del Sun & Thunder arrancó este jueves en el recinto Marenostrum de Fuengirola. Ni el calor, ni el sudor detuvieron a los cientos de asistentes que inauguraron con entusiasmo el festival. Con el mar al lado, la brisa como alivio y el castillo Sohail como testigo, el ambiente fue tan ardiente como el cartel prometía.

La apertura corrió a cargo de Docka Pussel y Astray Valley, que ofrecieron propuestas modernas con toques industriales y metalcore, arrancando los primeros pogos de la jornada. Soldier y Dragonfly trajeron el heavy clásico y el power metal patrio a un público que coreó cada verso, mientras que Breed 77 sorprendió con su mezcla de metal alternativo y raíces flamencas, muy en sintonía con el entorno. Mind Driler se adueñó del espectacular ambiente que reinaba en el Thunder Stage, y, tras ellos, Dry River deslumbró con su elegante fusión de rock progresivo y teatralidad, ganándose al público con su carisma y virtuosismo.

Mientras, en el Sun Stage, Jelusick, con la potencia vocal de Dino Jelusick al frente, dejó claro por qué es uno de los talentos emergentes más respetados de la escena. Acto seguido, Omnium Gatherum ofreció una actuación compacta y melódica, reafirmando el buen estado del death metal melódico nórdico. El turno de Myrkur trajo un momento mágico: su propuesta etérea, entre el black metal y el folk escandinavo, contrastó con todo lo anterior y sumió al espectacular recinto del Castillo de Sohail en una atmósfera única y sobrecogedora.

La noche caía y el ambiente era cada vez más eléctrico. Uno de los grandes momentos de la jornada llegó con Kreator, leyendas vivas del thrash alemán, que arrasaron el escenario con una descarga brutal de fuego y potencia. «Violent Revolution», «Phobia» o «Enemy of God» sonaron como martillos en una audiencia entregada, cerrando su concierto con una ovación unánime.

Kreator-Sun&Thunder_Festival-2025-FranCeaPhotography-5

Tras el vendaval thrasher de Kreator, llegó un cambio de tono con Paradise Lost, que ofrecieron un concierto cargado de elegancia sombría y melancolía británica. Con su característico doom-gothic metal, los de Nick Holmes envolvieron el Marenostrum en una atmósfera densa y emotiva, repasando clásicos como «As I Die» o «One Second» con una solvencia que solo los veteranos pueden ofrecer. Su sonido, profundo y envolvente, entusiasmó a la audiencia.

De vuelta en el Thunder Stage, Samael aportaron una oscuridad hipnótica con su metal industrial suizo, combinando potencia y misticismo con precisión quirúrgica, y tras ellos Eihwar pintó un escenario vikingo con su folk metal tan épico como su final.
Mientas tanto, Leo Jiménez se ganó a la multitud con su cercanía y su voz desgarradora, repasando clásicos de su carrera y algún que otro homenaje al heavy español.
El ambiente fue inmejorable: gente de todas partes, sonrisas, cervezas frías, y mucho, mucho heavy metal.

Segunda jornada
La segunda jornada del Sun & Thunder Festival arrancó temprano en el Thunder Stage, ubicado en el interior del Castillo de Sohail, con Levee abriendo la jornada con fuerza y actitud. Les siguieron Argion, que desplegaron su épico power metal con letras cargadas de fantasía, ganándose nuevos adeptos con un directo compacto.

El nivel subió con Sphinx, que demostraron por qué son una banda de culto dentro del heavy nacional, haciendo gala de un repertorio afilado y técnico. Opera Magna continuó con su derroche de virtuosismo y emoción, combinando drama lírico y metal sinfónico con una ejecución impecable.

La parte más pagana de la jornada la protagonizaron Heidevolk, Tyr y Ensiferum, que con sus ritmos vikingos y épicos convirtieron el castillo en una auténtica fiesta de cuernos alzados, pogos y cantos tribales. Vita Imana aportó un necesario golpe de groove, tribalismo y contundencia, antes del cierre incendiario de Vhäldemar, que desató una tormenta de riffs y actitud puramente heavy metalera. Energía, entrega y mucho cuero sobre las almenas del castillo.

Mientras el Thunder Stage rugía, el Sun Stage, escenario principal al pie del castillo, ofreció una jornada equilibrada entre clasicismo, melodía y contundencia. The Electric Alley fueron los encargados de abrir fuego con su rock de tintes setenteros, dejando claro que el hard rock sigue teniendo mucho que decir. Shakra, veteranos suizos, entregaron un show sólido y elegante, perfecto para caldear el ambiente.

Con el sol empezando a caer, Sonata Arctica llevaron la épica al extremo con su power metal melódico y su inconfundible sensibilidad nórdica. Tony Kakko, en buena forma, supo conectar con una audiencia entregada desde los primeros acordes de “Full Moon”.
El momento álgido llegó con Accept, que ofrecieron uno de los conciertos más poderosos de la noche. Mark Tornillo y los suyos descargaron clásicos como “Fast as a Shark” y “Balls to the Wall” con una precisión demoledora, demostrando que la edad no les pesa cuando se trata de repartir riffs de acero.

ACCEPT-Sun&Thunder-Fran_Cea_Photography-1

Luego llegó el turno de W.A.S.P., con un Blackie Lawless magnético al frente, ofreciendo un espectáculo tan teatral como intenso. Temas como “Wild Child” o “I Wanna Be Somebody” sonaron atronadores ante una audiencia entregada que coreó cada palabra. Fue un concierto cargado de nostalgia, pero también de músculo y pasión.
Para cerrar, Saurom ofrecieron una celebración total de folk metal andaluz, mezclando fiesta, sentimiento y virtuosismo en un show que conectó profundamente con el público local. Un cierre perfecto, festivo y emocional que dejó a todos con una sonrisa.

La segunda jornada del Sun & Thunder confirmó que el festival ha encontrado su fórmula: una mezcla equilibrada de leyendas, talentos emergentes y variedad estilística, todo en un enclave privilegiado. W.A.S.P., Accept y Ensiferum brillaron con luz propia, pero el verdadero protagonista fue el metal, en todas sus formas.

Última jornada
El Sun & Thunder se despidió por todo lo alto en su jornada final en Fuengirola. Con un ambiente inmejorable, menos calor que en días anteriores y un cartel de auténtico lujo, el público disfrutó de una última jornada que quedará en la memoria.
El Sun Stage fue un desfile de potencia y carisma desde el primer minuto. Jolly Joker abrió la tarde con su rock and roll desenfadado y actitud gamberra, calentando motores para una actuación sólida de los finlandeses Wheel, que desplegaron su característico sonido progresivo con maestría.

Los suizos Eluveitie llevaron al público a un viaje ancestral con su folk metal épico, llenando el recinto de flautas, violines y energía pagana.

La noche cayó con los grandes nombres. Uriah Heep, leyendas vivas del heavy metal, ofrecieron un show impecable lleno de clásicos atemporales y una conexión palpable con el público. Acto seguido, Opeth sumergió al público en su universo complejo y emocional, combinando brutalidad y belleza como solo ellos saben hacerlo. Y cuando parecía que la noche no podía dar más de sí, Käbrones pusieron el broche de oro con su fusión de humor y caña, arrancando sonrisas y cánticos a partes iguales.

Mientras tanto, el Thunder Stage, situado en el imponente Castillo Sohail, ofrecía una experiencia más íntima pero igual de potente. Desde los riffs contundentes de Brutal Thin y el heavy tradicional de Ciclón, hasta el virtuosismo de Azrael y la energía melódica de Daeria, la tarde fue subiendo de intensidad. Blackbriar aportó el toque atmosférico y gótico, antes de que Freedom Call y su power metal luminoso encendieran los ánimos.

Ya entrada la noche, Tankard desataron una fiesta cervecera con su thrash divertido que entusiasmó al público, antes de que Primordial sumiera el castillo en oscuridad épica con su propuesta densa y emocional. El cierre corrió a cargo de Batushka, que envolvieron el escenario en un aura litúrgica y mística, como si se tratara de un ritual de despedida.

El Sun & Thunder cerró así su edición con una mezcla perfecta de estilos, generaciones y emociones. La organización, el entorno privilegiado y, sobre todo, el respeto y entusiasmo del público hicieron de esta jornada un ejemplo de cómo debe vivirse la música en directo.

La organización ya ha informado de que muy pronto anunciarán las fechas para 2026.

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