La osadía de Sonata Arctica

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SONATA ARCTICA
ELEINE
Stage Live, Bilbao
5 de noviembre de 2022

Los finlandeses Sonata Arctica supieron subirse a la ola de power metal que inundó Europa al filo del cambio de siglo y medraron entonces apadrinados por Stratovarius. Aunque en su momento entraron en el arquetipo de joven banda de power metal, ellos nunca han estado cómodos encasillados dentro de un grupo cerrado. Los de Kemi, y especialmente su frontman Tony Kakko, siempre han intentado buscar su propio estilo y personalizarse en la medida de lo posible. Una diferencia que se puede captar en la evolución de su sonido y hasta en su propia indumentaria.

Por eso no extraña su osadía de arriesgarse a girar por Europa de forma acústica en una época tan extraña, primero dominada por la pandemia y posteriormente por la inestabilidad geopolítica, el alza de los costes… Si en cualquier otro momento hubiera sido una apuesta de riesgo, ahora es una osadía mayúscula.

Una osadía que en Bilbao les salió muy bien. Ayer hubo un buen ambiente en la sala Stage Live, que ya se anticipó con una larga cola que esperaba la apertura de puertas pasadas las siete de la tarde. Y también era notable que el público en buena medida era bastante joven. A buen seguro que muchos no estuvieron por edad en aquella mítica gira que trajo a Sonata Arctica a actuar en España junto con Stratovarius y Rhapsody en el año 2000. Entonces presentando Ecliptica, su disco de debut, en un tour que tuvo parada en Euskadi en San Sebastián, donde precisamente estrenaron su canción del mismo nombre.

Ayer actuaron en Bilbao con los suecos Eleine como banda invitada y venían a presentar los dos volúmenes de Acoustic Adventures que han publicado este mismo año. A las nueve en punto llegó el turno de los finlandeses. Abrieron con The Rest Of The Sun Belongs To Me, un tema que en su día salió como extra del disco Winterheart’s Guild (2003), para enlazar con uno de sus mejores clásicos de la pasada década: I Have A Right.

Los cinco músicos estaban sentados con Tony Kakko asumiendo el centro de la escena sobre un taburete alto. El cantante se llevó todo el protagonismo en Tonight I Dance Alone antes de mirar a los inicios de la banda con dos clásicos: Letter To Dana y Tallulah, que animaron a un público que hasta el momento acompasaba las canciones acústicas balanceando sus cabezas.

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Henrik Klingenberg asumió el protagonismo al teclado en As If The World Wasn’t Ending y en la pegadiza A Little Less Understanding, de su último disco de estudio; Talviyö (2019), donde llamó la atención el sonido Hammond. Tony Kakko fue excesivo al asegurar que si no hubiera sido por la música “estaría muerto, en la cárcel o en una institución mental”. Lo hizo en la presentación de For The Sake Of Revenge. Elias Viljanen dominó parte del sonido con la guitarra, que a lo largo de la actuación también compaginó con un banyo. Tommy Portimo, por su parte, alternó un cajón con la batería, y Pasi Kauppinen se concentró en el bajo.

Kakko explicó cómo pasó de no hacer nada de deporte a superar de largo la media maratón. Lo hizo en la introducción de Half A Marathon Man. Con On The Faultline (Closure To An Animal) la actuación entró en una fase más monótona, que corrigieron primero con parte de Victoria’s Secret y sobre todo con su gran clásico FullMoon y con Wolf & Raven con un Henrik Klingenberg desatado al teclado. Fue entonces cuando consiguieron la mayor comunión con unos aficionados que tenían ganas de fiesta, aunque estaban un tanto encorsetados ante la propuesta acústica de Sonata Arctica.

Los nórdicos permanecieron en escena sin pasar por el camerino antes de los bises, que arrancaron con Shamandalie con Tony Kakko acompañado por el piano de Henrik. Flag In The Ground destacó por el banyo de Elias Viljanen y cerraron con otro de sus grandes temas, Don’t Say A Word, que Kakko introdujo con una voz gutural. Ya en la recta final el cantante se levantó y ordenó a la audiencia en sectores para despedirse con Vodka, toda una tradición para los finlandeses.

En total un concierto de hora y media del que se pueden sacar varias lecturas. En primer lugar, el buen sonido que consiguen Sonata Arctica en acústico con un Tony Kakko especialmente emotivo. Sin embargo, 90 minutos en ese formato pareció excesivo. Quizás podían haber compaginado una parte acústica y otra eléctrica para contrastar ambas vertientes. A buen seguro que ayer se hubiese montado una gran fiesta en Bilbao con unos Sonata Actica eléctricos.

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Eleine

Los teloneros Eleine habían puesto antes sus cartas sobre la mesa, aunque también en formato acústico. De hecho, al igual que Sonata Arctica, también presentaban un trabajo acústico; Acoustic In Hell, un EP publicado apenas hace tres semanas. La banda sueca de metal sinfónico, liderada por la vocalista Madeleine «Eleine» Liljestam, supo ganar adeptos en Bilbao. “No pensaba que un acústico podía sonar tan metal”, espetó el guitarrita y también cantante Rikard Ekberg.

Interpretaron siete canciones, tres de ellas de su último disco de estudio; Dancing In Hell (2020). Animaron al público, hicieron headbanging y hasta sonaron potentes en canciones como Ava Of Death y la final Death Incarnate.

SONATA ARCTICA

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