Las llamas iluminan Londres para despedir a Black Sabbath

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BLACK SABBATH
RIVAL SONS
The O2 Arena, Londres
29 de enero de 2017

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Enviado especial: Pedro Alonso

La gira mundial ‘The End’ llegó anoche al The O2 Arena de Londres en la primera de las dos paradas que Black Sabbath va a realizar en la capital inglesa antes de dirigirse a su Birmingham natal para completar otros dos conciertos y plegar definitivamente el telón. Al menos ese era el plan original hasta que el guitarrista Tony Iommi viendo cerca el final de su carrera insinuó que quizás podrían revivir Black Sabbath en el futuro para citas puntuales, como los festivales, sin tener que soportar los rigores de las giras. Dependerá de su estado de salud, amenazado desde hace años por un linfoma, el devenir de estos verdaderos pioneros del heavy metal.

The O2 Arena, ubicado en uno de los meandros que dibuja el Támesis a su paso por Londres, es un moderno y espectacular pabellón multifuncional con capacidad para 20.000 espectadores. Coronado por una enorme cúpula, es uno más de los atractivos de una ciudad que compagina su pasado imperial con infinidad de construcciones modernas. Nada más llegar los aficionados se toparon con un enorme cartel que anunciaba ‘The End’ como “la gira final de la banda más grande de metal de todos los tiempos”.

Los teloneros en este último tramo de la gira ‘The End’ son los americanos Rival Sons, que se subieron al escenario al ritmo de El Bueno, El Feo Y El Malo de Ennio Morricone mientras el público buscaba acomodo para ver a Black Sabbath. Encabezados por el sorprendente vocalista Jay Buchanan, tuvieron tiempo de demostrar su clase apostando por una hard rock con tintes blueseros que ellos se encargaron de definir simplemente como rock ‘n’ roll.

Recuperaron su anteúltimo disco con las iniciales Electric Man y Secret que remataron con Pressure And Time. Destilaron influencias de Led Zeppelin y mostraron un gran nivel tanto musical como compositivo. Fueron capaces de hacerse notar en una noche tan especial en poco más de 40 minutos, lo que es digno de elogio. Cerraron enlazando Open My Eyes, Torture y Keep On Swinging.

BLACK SABBATH

A las ocho y cuarto en punto The O2 Arena mostraba un ambiente sensacional cuando se apagaron las luces y comenzó la emisión de un vídeo apocalíptico que culminó con el logo de Black Sabbath ardiendo, el estallido de una tormenta y el tañer de unas campanas. Todos los seguidores sabían que aquello significaba el comienzo de una leyenda que ha durado prácticamente cinco décadas. Los cuatro componentes visibles de la banda salieron al escenario al hipnótico ritmo del comienzo de Black Sabbath, la canción que les puso en el mapa y la que inició el estatus de culto que pronto lograron los de Birmingham.

La guitarra de Iommi, precursora de numerosos estilos relacionados con el metal, dominaba todo el recinto al tiempo que Geezer Butler apuntalaba los ritmos con su bajo demoledor. Ozzy se aferraba al pie de micro y recitaba las cadenciosas frases del inicio de Black Sabbath, hasta que llegó el punto de inflexión de la canción y los aficionados dieron por inaugurado el concierto de los británicos.

Es verdad que muchos seguidores querían que Bill Ward estuviera con sus excompañeros para disfrutar de la formación original, que lamentablemente nunca fructificó por desigualdades entre las partes. También es cierto que Bill Ward difícilmente podría acercarse a la potencia que derrocha un Tommy Clufetos en plenitud. Curiosamente el batería americano nació a finales de 1979 cuando la década de éxitos de Black Sabbath con Ozzy Osbourne había llegado a su fin y estaban dispuestos a continuar la leyenda con Ronnie James Dio al frente.

Las llamas habían adornado la puesta en escena de unos Black Sabbath a los que se podía ver también en una enorme pantalla trasera y en dos laterales. La psicodelia se apoderó del O2 cuando apostaron por Fairies Wear Boots, el primer tema que sonó de Paranoid, el disco más recordado anoche. Ozzy Osbourne no solo mostró un sorprendente nivel de voz para lo que suele ser habitual en él, sino que también aprobó en cuanto a su condición física se refiere. Hay que recordar que el pasado mes de diciembre cumplió 68 años.

Una de las sorpresas de esta gira ‘The End’ es la inclusión de Under The Sun/Every Day Comes And Goes del Vol. 4. Fue todo un regalo para los seguidores acérrimos. Los ingleses no quisieron olvidarse de otro disco clave; Master Of Reality, del que enlazaron After Forever e Into The Void con un Tony Iommi colosal. El sonido fue protagonista de un concierto en el que el espectáculo era secundario a la música.

Black Sabbath grabaron su cuarto disco, Vol. 4, en 1972 en Los Ángeles cegados por todo tipo de sustancias, entre las que destacaba la cocaína, fuente de inspiración para Snowblind, otro de los momentos estelares de Black Sabbath ayer en Londres.

Ozzy dijo que había llegado el momento de las presentaciones y comenzó por Adam Wakeman, el teclista en la sombra, para después pasar a Geezer Butler, Tommy Clufetos y Tony Iommi, el más ovacionado por la afición británica.

Las pantallas se llenaron de imágenes bélicas para acompañar a War Pigs, uno de los grandes clásicos de Black Sabbath en el que el público asumió un papel protagonista alternando las frases con Ozzy Osbourne. Con un The O2 Arena entregado, apostaron por Behind The Wall Of Sleep para volver a recrearse en sus comienzos.

Geezer Butler buscó el foco principal para remarcar su característico solo que da inicio a N.I.B., otro de los grandes imprescindibles de Black Sabbath que los fans recibieron con entusiasmo. Ozzy abandonó el escenario para que sus compañeros se enfrascasen con la instrumental Rat Salad, punto de partida de un impresionante y extenso solo de batería de Tommy Clufetos.

Las llamas volvieron a iluminar el pabellón al tiempo que Iron Man se apoderó de un The O2 consciente de que había llegado el momento crucial del concierto. Sorprendió la inclusión de Dirty Women, del Technical Ecstasy, en esta fase del show, momentos antes de que Ozzy anunciara que había llegado el último tema. Un arsenal de globos se descolgó del techo para celebrar el fin de fiesta con Children Of The Grave. Ni siquiera se metieron a camerinos antes del bis final. El propio Ozzy animó a la gente a que pidieran un tema más, y no se hicieron de rogar. Paranoid fue el colofón de un concierto que había durado una hora y tres cuartos.

En esta gira, como era de esperar, no ha habido tiempo para 13, el último disco que editaron en 2013, pero lamentablemente tampoco han contado con material del imprescindible Sabbath Bloody Sabbath, el sobresaliente Sabotage o el denostado pero meritorio Never Say Die. Como único punto negativo hay que mencionar que en Londres escatimaron un tema, Hand Of Doom, que sí estaban tocando en esta gira.

Si este es el verdadero final de Black Sabbath los miles de seguidores que les vieron anoche en Londres pudieron comprobar que culminarán su carrera en plenitud. Ojalá la salud de Tony Iommi le siga dando nuevas prórrogas para que mantengan viva esta leyenda más tiempo y no dejen huérfano al heavy metal.

BLACK SABBATH SETLIST

Black Sabbath
Fairies Wear Boots
Under The Sun/Every Day Comes And Goes
After Forever
Into The Void
Snowblind
War Pigs
Behind The Wall Of Sleep
N.I.B.
Rat Salad
Iron Man
Dirty Women
Children Of The Grave

 Paranoid
-Zeitgeist-

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