Si en Mendizabala había 18.700 personas era porque John Fogerty tocaba allí. Y lo iba a hacer para desenterrar buena parte de las raíces de un rock americano que él mimo había germinado a finales de los años sesenta junto con sus compañeros de la Creedence Clearwater Revival. Y precisamente el show de Vitoria estaba anunciado como un homenaje íntegro a su etapa en la ‘Creedence’ y llevaba el título de ‘1969’. Aunque no fue exactamente así porque llegó a interpretar tres temas de su carrera en solitario, más del 85% del repertorio sí estuvo dedicado a la banda con la que alcanzó una de las posiciones más altas en el firmamento del rock.
Las dos pantallas laterales y una enorme trasera comenzaron a emitir un documental pasadas las doce y media de la noche. Alternaron imágenes de las actuaciones de Creedence en los sesenta y declaraciones de John Fogerty con momentos cumbre de la actualidad de la época donde no faltó el recuerdo al festival de Woodstock celebrado en agosto de 1969.
Fue entonces cuando comenzó a sonar una grabación de la época del Born On The Bayou que la banda continúo en directo en un movimiento estratégico y efectivo. Y ahí estaba él; en la parte trasera. John Fogerty vestía pantalón vaquero, camisa azul de cuadros y un pañuelo también azul anudado al cuello, y portaba una Gibson Les Paul. Con un aspecto envidiable para sus 72 años cumplidos el pasado mes de mayo, comenzó a dirigirse hacia la parte delantera del escenario ante el rugido de una extensa masa de fans que abarrotaban todo el recinto hasta la mesa del sonido y más allá.
Los seguidores habían venido a celebrar el legado de la Creedence Clearwater Revival y así lo hicieron con una buena ristra de clásicos de entrada: Travelin’ Band, Green River, Up Around The Bend y una coreadísima Who’ll Stop The Rain, precisamente inspirada en Woodstock.
En la formación de John Fogerty destacaba una figura a imagen y semejanza del jefe de filas. No era otro que su hijo, Shane Fogerty, quien ejerce de guitarrista y asume el rol que tenía su tío Tom Fogerty (fallecido en 1990) en el seno de Creedence Clearwater Revival. En el sexteto que saltó al escenario principal destacó el teclista Bob Malone y una sección rítmica que hubiera sido la envidia de muchas bandas de metal: el batería Kenny Aronoff (John Mellencamp, Cinderella, Chickenfoot…) y el bajista James LoMenzo (White Lion, Megadeth…).
John Fogerty enlazó Lookin’ Out My Back Door con The Midnight Special y una extendida y potente Keep On Chooglin’ en la que no faltó un juego de tres guitarras, solo de armónica y de batería. La voz de Fogerty dominaba todo el recinto con un tono clásico que los años no han conseguido alterar. Y además se le veía muy ágil para ser septuagenario; hasta daba pequeños saltos y recorría el escenario de lado a lado.
Las canciones de la ‘Creedence’ sonaban emotivas pero con una sección rítmica demasiado potente para los más puristas. No dieron ni un segundo de tregua antes de decantarse por Hey Tonight, New Orleans y Lodi en la que padre e hijo asumieron el protagonismo en un duelo de guitarras para la historia.
Fogerty alteró el guión previsto con Hot Rod Heart, perteneciente a su disco en solitario Blue Moon Swamp de 1997. En Ramble Tamble el músico californiano dio una lección de rock potente y con alma que tuvo su cenit con un extenso solo de guitarra. Los lucimientos también siguieron en I Heard It Through The Grapevine con solo de piano de Bob Malone y de bajo de un James LoMenzo que hasta entonces había ocupado una posición muy discreta en el escenario.
Mendizabala entera notó un calambre de emoción cuando comenzó a sonar Have You Ever Seen The Rain? Fogerty comprobó cómo miles de voces se sumaban a la suya en uno de los clásicos inmortales de un rock que bebió del country y que acuñó todo un estilo. Supieron mantener la tensión con Down On The Corner antes de tocar un segundo tema de Fogerty en solitario: The Old Man Down The Road. Cerraron por todo lo alto con Fortunate Son.
Un show de este calibre no se podía quedar sin bises. Comenzaron al ritmo de Rockin’ All Over The World, un tema perteneciente a su disco en solitario homónimo que años más tarde popularizaron Status Quo hasta convertirlo en un himno del rock. Bad Moon Rising y Proud Mary completaron un show que quedará en los anales de un Azkena Rock que ha conseguido congregar a buena parte de las mayores estrellas del rock durante su década y media de singladura. Y en una de las posiciones más altas siempre quedará el concierto de un John Fogerty que recreó el impresionante legado de Creedence Clearwater Revival ante más de 18.000 seguidores sabedores de haber presenciado un concierto histórico.