Al son de Viejos Himnos Para Nuevos Guerreros con la intro de teclado de Peter Mayr, Ñu tomó el relevo de Dirkschneider en una hora muy complicada y bajo los rigores del calor. Enlazaron con Animales Sueltos, un tema perteneciente a La Danza De Las Mil Tierras, con un José Carlos Molina que ejercía de maestro de ceremonias.
Ñu supieron entender a la perfección cómo jugar sus bazas en un festival y por eso no se anduvieron por las ramas. Fueron directos al lío, como rezaba el título de unos de sus discos de los ochenta, y encadenaron una buena sarta de clásicos en la primera parte del show; No Hay Ningún Loco, La Granja Del Loco, Preparan, Manicomio…
Molina alternaba la flauta con la interpretación vocal en una estampa clásica que se lleva repitiendo la friolera de más de cuatro décadas. Realizaron un extenso interludio instrumental antes de volver a recuperar temas tan reconocibles como Sé Quién o El Tren, que se llevó una de las mayores ovaciones del público. Uno de los momentos culminantes de la actuación fue cuando El Flautista puso a bailar a buena parte de los espectadores.
Además de Molina y Mayr completaban la formación el bajista Gorka Alegre, el guitarrista Luis Calzada y el batería Óscar Pérez. Culminaron un buen concierto perfectamente ideado para un festival con la interpretación de Imperio De Paletos.
