Fue en la edición anterior, justo un año antes, cuando se confirmó que Nightwish iban a ser uno de los cabezas de cartel de Leyendas Del Rock 2018. Además, se anunció que sería una actuación exclusiva en España. Y eso se tradujo en una gran expectación en la segunda jornada del festival alicantino.
Tras un año sabático, los finlandeses están dedicando 2018 a promocionar su recopilatorio Decades en una gira que han denominado Decades World Tour y en la que están realizando un amplia retrospectiva de su carrera. De este modo está cobrando un nuevo protagonismo el material de sus primeros discos.
Llegaron a Villena con toda la vitola de cabezas de cartel con un escenario en el que destacaba una gran pantalla trasera y con todo un arsenal de pirotecnia que iluminó la noche de la localidad alicantina. Los rayos de una tormenta que se cernía amenazante fueron sustituidos por los fogonazos de artificio que impulsaron la actuación de Nightwish.
Desde el principio acometieron una buena retahíla de clásicos con acento añejo; End Of All Hope, Wish I Had An Angel, 10th Man Down y Come Cover Me, que recordaron algunos de los discos con los que forjaron los pilares de su carrera. Tuomas Holopainen llevó la iniciativa en la intensa Gethsemane con grandes detalles técnicos. Buena parte de la atención la concentraba la vocalista Floor Jansen, capaz de transmitir mucha cercanía además de bordar su interpretación. Cada componente de la banda asume un papel perfectamente estudiado que redunda en una gran compenetración.
En un lado de la escena estaba el guitarrista Emppu Vuorinen y en el otro el bajista y vocalista Marco Hietala con un gran peso específico en Nightwish desde hace muchos años. Holopainen se apoyaba en el multiinstrumentista Troy Donockley mientras Kai Hahto lideraba las operaciones rítmicas. En el recinto de Leyendas Del Rock también estuvo el batería Jukka Nevalainen, en excedencia desde 2014. Hasta pasó por una zona del público mientras estaban tocando sus compañeros.
La melodía de Élan dio paso a Sacrament Of Wilderness, todo un regalo para los fans de la primera época de la banda. Las imágenes en ocasiones bucólicas que proyectaban en la pantalla aportaban cierto misticismo a los temas. Amaranth volvió a ser una de las preferidas de los fans y un paso previo a I Want My Tears Back con toda la afición cantando al unísono.
Marco Hietala asumió el protagonismo en Devil & The Deep Dark Ocean, una canción romántica según explicó en Villena, que llamó la atención por una energía rubricada con fuegos y petardos. La magia de Nemo se fundió en Slaying The Dreamer. Toda la ampulosidad de Nightwish se desplegó en un intenso y extenso final compuesto por The Greatest Show On Earth y Ghost Love Score con sus aires de banda sonora. Un final de alto calibre perfecto para redondear una actuación de hora y media.
Gracias a esta gira Nightwish está dando un gran valor retrospectivo a buena parte del catálogo de su primera época, un material que les permitió impulsarse y ascender posiciones en el escalafón del metal europeo, y los asistentes al festival fueron testigos de excepción. Nada más acabar su actuación de Villena anunciaron una gira por España para finales de año, lo que desvirtuó un tanto la exclusividad de su paso por Leyendas Del Rock.