Alcatraz, la experiencia de vivir un festival en plena pandemia

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Gexan Etxabe es un barítono lírico de Bilbao apasionado también por el hard rock y el heavy metal. Hace unos días disfrutó de la experiencia de vivir un festival en plena pandemia. Fue en Alcatraz en Bélgica, sin mascarillas ni distancias y con muchas sensaciones que recuerdan a los añorados tiempos anteriores a la pandemia. Gexan nos cuenta su experiencia en METAL JOURNAL.

Texto: Gexan Etxabe
Fotos: Enrique Toribio

“Hace unos días comenzaba nuestro viaje de vuelta, alrededor de 12 horas de coche después de tres días de música en un festival atípico, muy sentido, lleno de extrañas y conocidas sensaciones. ¿Mereció la pena? Esperemos que sí.

Alcatraz Festival rehízo el cartel de manera inteligente, con una gran mayoría de grupos belgas, franceses, holandeses, alemanes y escandinavos. Variedad y calidad de sobra para los 12.000 asistentes diarios. ¿Mucha gente? Para la actual situación pandémica lo parece, pero además de limitar el aforo, el control de certificados Covid fue clave para que no lo pareciera y retomáramos viejas sensaciones festivaleras.

¿Dentro del festival? Como siempre. Aunque a ratos la sensación de libertad se mezclaba con sensación de descontrol… pero realmente no hicimos otra cosa que lo de siempre: gritar, abrazar y bailar a nuestra manera (con un extra de emoción).

La mayoría de los conciertos a los que asistimos fueron de un elevado nivel de entrega y ejecución… Pero incluso con los grupos que no tuvieron su día, servía para observar al público que los disfrutaba, sentirles, y recordar lo maravilloso que resultaba poder estar ahí.

Un festival que más allá de la gran organización -con algún leve pero-, inmejorable ambiente dentro y fuera de los moshpits, y enérgica actuación de la mayoría de grupos; lo absolutamente remarcable fue el ambiente de emoción que vivimos.

Stay heavy, stay safe.

Gexan Etxabe

A baritone metalhead”

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¿Qué requisitos os pusieron para entrar en Bélgica y para atravesar Francia? 

A pesar de que las autoridades pertinentes exigían tener un certificado válido (vacunación o PCR negativa de 24 horas máximo), en ninguna de las dos fronteras nos pararon ni en la ida ni en la vuelta. Ahora, sí que nos solicitaron el certificado tanto en los hoteles como en los bares en los que estuvimos.

¿Qué requisitos tenía el propio festival Alcatraz para acceder al recinto: test, certificado de vacunación…? 

Desde que apostaron por esta edición tan especial, dejaron bien claro que únicamente se iba a poder acceder con un certificado de vacunación y respetando los plazos desde la dosis completa. En caso de que no tuvieras la vacuna, exigían una PCR de un máximo de 48 horas. Todo esto había que validar cada mañana antes de acceder al festival. Luego aparte vimos que en la misma carpa donde se validaban los certificados, había una zona donde podías hacerte una prueba.

¿El comportamiento de los seguidores dentro del recinto era exactamente igual que antes de la pandemia o se veía una actitud más prudente? 

Exactamente igual, era como volver a la época prepandemia. Aunque muy esporádicamente podías encontrarte a alguien con mascarilla, recordándote que ese espacio y momento era un paréntesis en todo este lío.

¿Una vez dentro del recinto, había alguna restricción o todo era como en un festival prepandemia (barras, servicios, puestos de merchandise, mercadillo, etc.)? 

Aparte de haber limitado el aforo a 12.000 personas no hubo ninguna otra medida. Una vez verificaban tu certificado te hacían entrega de tu preciada nueva pulsera correspondiente a la jornada, y todo volvía a la absoluta normalidad.

¿Dentro del recinto tenías en mente el virus o fuiste capaz de desenvolverte con total tranquilidad? 

No puedo hablar por la totalidad de los asistentes, pero que la gran mayoría de los que estábamos allí nos desenvolviéramos con total tranquilidad ayudaba a que todo fluyera. Ciertamente yo no puedo saber el nivel de responsabilidad de cada asistente, pero quería creer que las medidas del festival eran las necesarias para asegurarnos un festival seguro.

Ahora, en los pogos me venía la duda de hasta qué punto era prudente ser parte de esos empujones, saltos y demás bailoteos que a algunos tanto nos dan la vida. Aunque ciertamente esta sensación no la tuve en el escenario principal que estaba al aire libre o en la carpa pequeña que éramos muy poca gente, sino en el segundo escenario, que pese a ser en una carpa de tamaño considerable, el aire se notaba más viciado además de que estábamos mucho más apretados más allá de los pogos.

Al final y pese a estar vacunados, los tres que viajamos juntos nos hicimos con un test covid de farmacia cuando volvimos el martes por la tarde. Y para mayor tranquilidad, el jueves nos hemos vuelto a hacer una prueba y así quitarnos esta pequeña extraña sensación.

¿La actitud de los músicos en general denotaba sus ganas de volver al escenario? 

La gran mayoría de músicos mostraban claramente un plus de energía y entusiasmo, e incluso al término de algún concierto se apreciaba alguna expresión de emoción y alguna que otra contención de lágrimas. Todos sabían que era un momento especial, y que si salía bien, sería felizmente recordado para siempre por todos los allí presentes.

¿Los grupos hicieron menciones a la situación de la pandemia? 

Ya fuera por ser el primer concierto desde la pandemia como por ser parte del reinicio de su actividad en vivo, la gran mayoría hicieron mención a ese momento tan especial con distintos tipos de discursos que evidentemente el público recibimos con júbilo.

¿Qué actuaciones fueron las que más te gustaron y con las que más disfrutaste? 

De los 31 conciertos a los que asistí, vi enteros a 21 que me gustaron de principio a fin. De entre esos, algunos los vi con especial atención y cerveza en mano, y otros desde la marabunta de los pogos donde atiendes menos al escenario y más a no ser pisoteado (especial mención al buen rollo que había en todos los pogos).

El grupo belga Black Mirrors fueron el inicio del festival y creo que me marcaron para siempre, era un momento especial además de demostrar su gran nivel. Disfruté mucho con Tarja y sus músicos, un dispendio de calidad pese a la aparente sencillez de su propuesta musical. Epica me confirmaron una vez más tener un directo impecable y trabajado al milímetro. Y por otro lado Kissin Dynamite y Eclipse me proporcionaron la fiesta y actitud hard rockera que tanto echo de menos en otros festivales.

Las sorpresas para mí fueron los belgas Evil Invaders y Cyclone, thrash metal ejecutado con la necesaria actitud, mala hostia y sin descanso. Dos conciertazos sublimes.

Pero Jinjer, qué decir ya que no se sepa de esta pedazo de banda… Un grupo bestial con una frontwoman sin igual. Lo de Tatiana en directo te hace sentirte parte de algo especial, ya que no es muy frecuente ver a alguien así sobre el escenario. Lo tiene todo, voz para dar y tomar, presencia, actitud, movimiento, estética… Para mí uno de los conciertos del festival.

Gexan Etxabe:

Barítono lírico. Tras sus inicios como vocalista de Razze y con quienes editó en 2004 el EP ‘Start Of Changes’, ingresó en el Coro de Ópera de Bilbao, habiendo formado parte en más de 150 representaciones de 38 diferentes títulos entre los años 2006 y 2017. En 2014 inicia su andadura como solista de ópera, oratorio y zarzuela, habiendo tenido la oportunidad de cantar en lugares como el Teatro Arriaga y Palacio Euskalduna de Bilbao, Teatro Monumental de Madrid, Auditorio de Zaragoza, Palacio Kursaal de Donostia entre otros.  

FOTOS DE ENRIQUE TORIBIO:

Tarja03
Tarja
BurningWitches02
Burning Witches
SevenWtiches02
Seven Witches
Destruction
Destruction
KissinDynamite03
Kissin’ Dynamite
At The Gates
At The Gates
Epica02
Epica

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